Para un cristiano, progresar significa abajarse como lo hizo Jesús. Es lo que ha señalado el papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El papa también reiteró que el verdadero poder está en el servicio y que no debe existir la lucha por el poder en la Iglesia.
En la misa, concelebrada por el director de programación de Radio Vaticana, padre Andrzej Koprowski SJ, participó un grupo de empleados de dicha emisora y otro grupo de empleados de la Oficina de peregrinos y turistas de la Gobernación del Vaticano.
También estuvieron presentes el director de la revista Civiltà Cattolica, padre Antonio Spadaro SJ, y María Voce y Giancarlo Faletti, presidenta y vicepresidente del Movimiento de los Focolares, según informa Radio Vaticana.
El poder del servicio
Jesús habla de su pasión y sus discípulos, sin embargo, se detienen a discutir sobre quién es el mejor entre ellos. Es el amargo episodio narrado por el evangelio de hoy, que ofreció la oportunidad al papa para hacer una meditación sobre el poder y el servicio. «La lucha por el poder en la Iglesia –observó–, no es algo de estos días», ha «comenzado ya con Jesús».
Señaló también que «en la clave evangélica de Jesús, la lucha por el poder en la Iglesia no debe existir», porque el poder real, aquel que el Señor «con su ejemplo nos ha enseñado», es «el poder del servicio».
«El verdadero poder es el servicio. Cómo lo hizo Él, que no vino para ser servido, sino para servir, y su servicio ha sido más bien el servicio de la Cruz. Jesús se humilló a sí mismo hasta la muerte, y a la muerte de Cruz por nosotros, para servirnos, para salvarnos. Y no hay otra forma en la Iglesia para seguir adelante.
Abajarse para progresar
Para el cristiano, ir hacia adelante, progresar, significa abajarse. Si no aprendemos esta regla cristiana, nunca, nunca seremos capaces de entender el verdadero mensaje de Jesús sobre el poder».
Progresar, agregó, «significa abajarse», «estar siempre al servicio». Y en la Iglesia, añadió, «el más grande es el que sirve, el que está más al servicio de los demás». Esa “es la regla». Y, sin embargo, añadió Francisco, desde el principio hasta ahora ha habido «luchas por el poder en la Iglesia», incluso «en nuestra forma de hablar».
Porque «cuando una persona le damos un encargo, que según los ojos del mundo es un encargo superior, se dice: ‘Ah, esta mujer ha sido ascendida a presidenta de esa asociación, o este hombre fue promovido…’. Este verbo, promover; sí, es un hermoso verbo, se debe utilizar en la Iglesia. Sí, ha sido ascendido a la Cruz, fue promovido a la humillación. Esa es la verdadera promoción, ¡aquella que nos ‘asemeja’ mejor a Jesús!».
El papa recordó así que san Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales, pedía al Señor Crucificado «la gracia de la humillación». Esto, reiteró, es «el verdadero poder del servicio de la Iglesia». Este es el verdadero camino de Jesús, la verdadera promoción y no aquellas mundanas:
«El camino del Señor es Su servicio: como Él ha hecho Su servicio, tenemos que ir tras él, por el camino del servicio. Ese es el verdadero poder en la Iglesia. Quisiera orar hoy por todos nosotros, para que el Señor nos dé la gracia de comprender que el verdadero poder en la Iglesia es el servicio. Y también para comprender aquella regla de oro que Él nos enseñó con su ejemplo: para un cristiano, progresar, avanzar, significa abajarse, abajarse… Le pedimos esta gracia».
Traducido del italiano por José Antonio Varela V.