Este sábado será beatificado el padre Puglisi

Juan Pablo II dijo sobre él: » Que la sangre inocente de este sacerdote traiga paz a la querida Sicilia»

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Este sábado será beatificado Don Giuseppe Puglisi. Este sacerdote nació en la ciudad de Palermo, en septiembre de 1937 y fue asesinado por la mafia en su barrio el 15 de septiembre, día de su 56 cumpleaños.

El 17 de septiembre de 1993 Juan Pablo II en Verna, el monte donde san Francisco recibió los estigmas, quiso recordar a Don Giuseppe con estas palabras «En este lugar de paz y de oración, no puedo más que expresar el dolor con el que ayer por la mañana recibí la noticia del asesinato de un sacerdote de Palermo, don Giuseppe Puglisi. Elevo mi voz para deplorar que un sacerdote comprometido con el anuncio del Evangelio y en el ayudar a los hermanos a vivir honestamente, a amar a Dios y al prójimo, haya sido bárbaramente eliminado. Mientras imploro a Dios el premio eterno para este generoso ministro de Cristo, invito a los responsables de este delito a que se arrepientan y se conviertan. Que la sangre inocente de este sacerdote traiga paz a la querida Sicilia».

Y el cardenal Camillo Ruini, entonces presidente de la Conferencia episcopal italiana, añadió pocos días después: «Don Puglisi era un sacerdote ejemplar, que ha testimoniado con la realidad de su vida y con su misma muerte cómo la Iglesia sobre la vía que conduce de Cristo al hombre no puede ser detenida por nadie».

El padre Puglisi entró en el seminario de su diócesis en 1953 de Palermo y fue ordenado sacerdote el 2 de Julio de 1960 en la Iglesia-Santuario de la Virgen de los Remedios. En 1961 fue nombrado vicario cooperador de la parroquia del Salvador en el barrio Settecannoli, limítrofe con Brancaccio y en noviembre de 1964 empezó a trabajar también en la cercana iglesia de San Juan de los Lebrosos en Romagnolo. Desde 1962 fue confesor de las hermanas Hijas de Santa Macrina. Además desde 1963 fue profesor en varios colegios e institutos.

Desde los primeros años de su labor como sacerdote cuidó a los jóvenes y tuvo interés en las problemáticas sociales de los barrios marginados de la ciudad.

Prestó atención a los trabajos del Concilio Vaticano II y difundió enseguida, entre los fieles, los documentos, con especial cuidado a la renovación de la liturgia, a los documentos de los laicos, al valor del ecumenismo y de las iglesias locales. Su deseo siempre fue el de encarnar el anuncio de Jesucisto en el territorio, haciéndose cargo de todos los problemas para hacerlos propios de la comunidad cristiana.

En octubre de 1970 fue designado párroco de Godrano, un pequeño pueblo de la provincia de Palermo afectado por una sangrienta lucha entre familias, donde se quedó hasta el 31 de Julio de 1978, logrando reconciliar a las familias destrozadas por la violencia con la fuerza del perdón.

El octubre de 1980 fue nombrado vicedelegado regional del Centro de Vocaciones y desde el 5 de febrero 1986 fue director del Centro Regional de Vocaciones y miembro del Consejo Nacional. A los estudiantes y a los jóvenes del Centro Diocesano de Vocaciones dedicó largos años con mucha pasión y, a través de unos “campi-scuola”, realizó un camino formativo ejemplar desde el punto de vista pedagógico y cristiano.

En Palermo y otras partes de Sicilia fue animador de numerosos movimientos como “Presencia del Evangelio”, «Acción Católica», “Equipe Notre Dame” o “Caminar Juntos”.

Desde 1990 desarrolló su ministerio también en la “Casa de la Virgen de la Acogida” en Boccadifalco, obra del cardenal Ernesto Ruffini, en favor de mujeres jóvenes y madres en dificultad.

El 29 de noviembre de 1993 inauguró en Brancaccio el centro “Padre Nuestro” que se volvió punto de referencia para los jóvenes y las familias del barrio.

Colaboró con los laicos de la zona en una asociación para reivindicar los derechos civiles del barrio, denunciando colusiones y mala vida y padeciendo amenazas e intimidaciones.

Su actividad pastoral fue constituida como el móvil del homicidio, por este motivo, numerosas voces se levantaron pidiendo el reconocimiento del martirio.

En recuerdo de su empeño pastoral, son innumerables las escuelas, los centros sociales, los centros deportivas, las calles y las plazas con su nombre en Palermo, en toda Sicilia y en Italia. Incluso se han realizado conmemoraciones e iniciativas en Estado Unidos, el Congo y Australia.

Desde 1994, cada 15 de septiembre, aniversario de su muerte, marca el inicio del año pastoral de la diócesis de Palermo.

En el mes de diciembre de 1998, cinco años después de su muerte, el cardenal Salvatore De Giorgi pidió al Tribunal eclesiástico diocesano el reconocimiento del martirio. La investigación concluyó a nivel diocesano en mayo 2001 y el expediente fue enviado a la Congregación por las Causas de los Santos en Vaticano. En el mes de agosto de 2010 el Cardenal Paolo Romeo nombró el nuevo postulator, monseñor Vincenzo Bertolone.

En el mes de  junio de 2012 la Congregación dio el consentimiento final a la promulgación del decreto para el reconocimiento del martirio de don Puglisi. La beatificación será finalmente este 25 de mayo en Palermo.

En el Centro Diocesano de Vocaciones de Palermo existe un «Archivo Puglisi» donde se recogen escritos publicados e inéditos, grabaciones, testimonios y artículos.

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ZENIT Staff

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