Trescientos mil nuevos prófugos en los últimos cinco meses son la consecuencia más evidente de la reanudación de los choques armados en Darfur, la región occidental de Sudán, escenario desde hace diez años de un conflicto civil que ha causado centenares de miles de víctimas y una de las mayores crisis humanitarias abiertas hoy en el mundo.
«Calculamos que son trescientas mil las personas huídas de los combates en Darfur, en los primeros cinco meses del año», dijo la responsable de las operaciones humanitarias de la ONU, Valérie Amos, que está realizando una misión en Jartum. Noticia de la que se hace eco hoy el diario vaticano L’Osservatore Romano.
Amos dijo que quedó profundamente turbada tras una visita realizada al campo de prófugos de Zamzam, en la periferia de Al Fasher, la capital del Darfur septentrional, donde vio a los nuevos desplazados llegados del Darfur meridional buscar protección del sol tórrido del desierto bajo trozos de lonas, en condiciones desesperadas. «Hay centenares de miles de niños en todo Darfur que han nacido en los campos –recordó Amos- y nunca han conocido otra vida fuera de aquella en la que no hay acceso a servicios sanitarios adecuados ni a la instrucción normal».
Tal situación desastrosa, según Amos, es atribuíble a los conflictos aún en curso en Darfur y en los otros estados sudaneses del Kordofan meridional y del Nilo Azul. Sobre la responsabilidad de los crímenes contra los civiles, Valérie Amos ha acusado no sólo al gobierno sudanés y su ejército sino también a los movimientos armados en tales territorios.