Un informe llamado “Alianza, ¿de quién?» critica duramente la visión y el enfoque de la «Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en África» del G8 por ignorar los derechos humanos y las causas profundas del hambre y tratar en cambio de resolver los problemas de la seguridad alimentaria a través de una simple orientación hacia los mercados. El informe, que ha sido publicado por CIDSE (una alianza internacional de agencias católicas de desarrollo) y la Alianza Ecuménica de Acción Mundial (EAA), se presentará en una reunión de expertos en Bruselas el 4 de junio.
El secretario general de la CIDSE Bernd Nilles afirmó en la presentación del informe que “nos satisface que los líderes del G8 sitúen la seguridad alimentaria en lo más alto de sus agendas, pero su ‘Nueva Alianza’ aborda el hambre como una mera cuestión de producción insuficiente, dejando de lado muchas de las verdaderas causas de la situación en África. Los problemas de acceso y distribución quedan completamente apartados en este enfoque”.
La Nueva Alianza alienta a los países africanos a que enmienden su legislación, sobre todo en semillas y derechos de la tierra: áreas de gran interés para los inversores corporativos.
Según el informe, la Nueva Alianza del G8 se centra demasiado en el papel de los mercados en la estrategia de seguridad alimentaria. “La visión expuesta por la Nueva Alianza ignora en gran medida el papel esencial que desempeñan los pequeños propietarios productores de alimentos en la salvaguardia de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental en África y aborda su participación únicamente en relación con su posible inclusión en los mercados”, ha afirmado Gisele Henriques, responsable de Política Alimentaria de la CIDSE quien presidirá la reunión de expertos.
El informe exhorta al G8 a que considere la seguridad alimentaria desde el prisma de las comunidades y no de las empresas.
Por su parte, ha señalado Peter Prove, director ejecutivo de la EAA que “la agricultura familiar de pequeña escala provee alimento para el 80% de las comunidades africanas sin acceso a ningún tipo de subsidios; por eso, toda inversión que se preste deberá permitir que estos pequeños productores puedan seguir alimentando a África con total dignidad, y no deberá poner en peligro la capacidad futura del continente de poder alimentarse”.
La reunión que se celebrará en Bruselas, contará con Mamadou Goita (IRPAD/ROPPA), como orador principal, acompañado por otros representantes de organizaciones africanas de productores, quienes compartirán sus ideas sobre la Nueva Alianza y presentarán ciertas recomendaciones sobre los tipos de inversiones en agricultura que realmente se necesitan para erradicar el hambre en el continente.
La CIDSE y la EAA instan al G8 a que mantenga sus compromisos sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional poniendo el foco en las comunidades frente al actual enfoque empresarial. En este sentido, se detallan recomendaciones clave que incluyen, por un lado asegurar que el Comité de la ONU sobre la Seguridad Alimentaria Mundial sea el organismo en el que se establezcan las políticas para el derecho a una alimentación adecuada y la garantía de una gobernanza mundial coherente; además, hacer posible la transición a una agricultura sostenible real a través del apoyo a los modelos de producción agroecológicos y a los mercados locales como principal vía de desarrollo económico y finalmente ayudar a los pequeños productores, a las mujeres en particular, a asegurar su empoderamiento y el acceso y control sobre sus recursos productivos.
La CIDSE es una alianza internacional de organizaciones católicas de desarrollo, cuyos miembros comparten una estrategia común, en sus esfuerzos por erradicar la pobreza y establecer la justicia en el mundo. Por su parte, la EAA es una red internacional conformada por iglesias y organizaciones cristianas que han asumido el compromiso de realizar campañas conjuntas en torno a preocupaciones. Los miembros de la Alianza representan a decenas de millones de cristianos de tradición católico-romana, protestante, evangélica y ortodoxa, que comparten la convicción de que la acción mundial contra estructuras, prácticas y actitudes injustas no debe ser una tarea que únicamente nos competa cuando nos parezca conveniente, sino que debe ser un requisito fundamental para vivir plenamente nuestra fe.
Se puede leer el informe completo aquí.