Esta mañana, sábado 15 de junio, miles de fieles participaron a la solemne beatificación de Odoardo Focherini, periodista laico que durante la segunda guerra mundial salvó a 105 judíos de acabar deportados en los campos de concentración. La celebración se realizó en la ‘Piazza dei Martiri’ en su ciudad natal, Carpi, situada en el norte de Italia.
La celebración fue presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, que leyó una carta del santo padre: «El papa Francisco ha definido a Focherini como un testimonio ejemplar del evangelio», dijo.
Entre el público estaban los parientes de Focherini, algunos de sus hijos y tantos nietos y bisnietos. Incluso algunos sobrevivientes del campo de concentración de Flossenburg, donde este italiano murió.
Nació en 1907, casado, siete hijos, era periodista del diario L’Avvenire d’Italia. El actual director de dicho medio, considera que Odoardo es el primer periodista beatificado y que aporta a los comunicadores de hoy un gran ejemplo. En realidad, no es el primero. Este honor le corresponde al beato Manuel Lozano Garrido (Lolo), beatificado el 12 de junio de 2010, en Linares, España.
Focherini trabajó también como asegurador y fue presidente diocesano de la Acción Católica.
Durante la persecución a los judíos por parte de nazis y fascistas, organizó una red de fuga de los judíos hacia Suiza, hasta que fue descubierto. Internado primero en los campos de concentración italianos de Fossoli y Gries, en Bolzano, acabó deportado en Alemania en el de Hersbruck, subcampo de Flossenburg, donde murió en 1944, a la edad de 37 años, muy probablemente cremado en los hornos.
Desde allí escribió muchas cartas, a la esposa María, algunas de estas conservadas por la famila. En 1969 fue inscrito en el libro de los «Justos entre las naciones» en el Yad Vashem de Jerusalén.
«María queridísima (…). Nada de nuevo sobre mí, y si por una parte no se explicarme esta espera vil si no pensando en posibles indagaciones que no podrán sino ser favorables a mi inocencia, por otra, cada día espero ser liberado, cierto como estoy que nada de nada se me puede adeudar por ninguno. te repito que las condiciones generales desaconsejan tu venida para un coloquio, agravada por el deber traerte a la pequeñina y dejar a los otros seis en espera… Esperemos volver a vernos pronto en casa. Muchos besos y abrazos a todos», escribía a su esposa.
Carta a sus hijos, del 15 de agosto de 1944: «Queridísimos hijos: como veis esta carta mía es toda para vosotros y será escrita en modo que deberéis adivinra la ciudad donde está escrita. A mi vuelta, habrá un premio para quien haya adivinado. Sobre todo os digo que estoy muy bien en salud en esta bella ciudad de origen romano, rodeada de tantos montes llenos de color, de bosques, de prados (…). ¿Cuál será el premio? Llevaré un saco grande lleno de… curiosidades… lleno de lo veréis, y de lo que elegiré. se entiende que Carla, Gianna y Paola tendrán el premio aunque no hayan adivinado. Saludos y besos a todos».
Francesco Manicardi, nieto de Odoardo Focherini, explica: “Olga, su hija mayor, tenía trece años cuando su padre fue asesinado. Lo recuerda como un padre amoroso que jugaba con sus hijos. También era un marido cariñoso que compartía con su mujer la preocupación por transmitir los valores cristianos, ambos eran de Acción Católica, y los valores civiles, como demostró cuando tuvo la oportunidad de ayudar a los judíos perseguidos”.
Marco Tarquinio, director de Avvenire, afirma: “De la misma forma que Odoardo Focherini supo mirar a los judíos, que entonces eran los perseguidos, nosotros debemos tener la mirada atenta para descubrir a aquellos que se quedan ‘fuera de plano’. Tenemos que enfocar a quienes no se consideran de ‘interés periodístico’, como se suele decir”.
El padre Giovangiuseppe Califano, postulador de la causa de beatificación, señala: “Odoardo Focherini es un ejemplo de fe pura, ardiente y luminosa. En sus últimas palabras, según recordaron los que fueron testigos de su muerte, dijo ofrecía su vida por la Iglesia, por el papa, por la fe y su propia familia”.
La alianza nupcial es la reliquia oficial elegida por la Diócesis de Carpi para el beato Odoardo Focherini. Es la original que el joven Odoardo recibió de su esposa en 1930, como prenda de amor eterno el día del matrimonio. Fue sacada de la cárcel y entregada a su mujer tras el arresto del periodista por los nazi-fascistas.