Stanisław Ryłko, presidente del Pontifico Consejo para los Laicos, ha escrito una carta en la que ha analizado estos primeros meses de pontificado de papa Francisco, que para este dicasterio han sido meses «particularmente intensos ricos de eventos importantes».
Y deteniéndose en estos acontecimientos ha subrayado dos en concreto. En primer lugar el encuentro del papa Francisco con las asociaciones laicales y los movimientos eclesiales en el marco del Año de la Fe, que tuvo lugar el 18 y 19 de mayo. En segundo lugar la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro el pasado mes de julio.
Sobre el encuentro del Año de la fe, recuerda que la palabra del santo padre aquel fin de semana fue «de gran importancia porque ha confirmado la continuidad del magisterio pontificio a propósito de la ‘nueva época asociativa’ de los fieles. «¡Sois un don y una riqueza en la Iglesia!», dijo Francisco. También recuerda el purpurado las tres palabras de la homilía pronunciadas el 19 de mayo, domingo de Pentecostés: ‘novedad, armonía y misión’. «Estas constituyen un verdadero programa para el trabajo de nuestro dicasterio con los movimientos eclesiales y las asociaciones laicales», reconoce el cardenal.
El segundo gran evento ha implicado particularmente al Consejo Pontificio para los Laicos fue la Jornada Mundial de la Juventud. El cardenal Ryłko señala que fue «una gran fiesta de fraternidad. La respuesta de los jóvenes católicos – esta vez en gran mayoría latinoamericanos – ha superado las expectativas de los organizadores y ha sorprendido al mundo entero no solo del punto de vista numérico (…), sino – y diría sobre todo – por el auténtico testimonio de fe que los jóvenes han ofrecido con alegría y valentía», explica el mensaje del presidente del dicasterio de los laicos.
También subraya como el santo padre, junto a los numerosos obispos catequistas «han sembrado una gigantesca semilla evangélica y ahora esa semilla debe ser acompañada y cultivada para que dé frutos abundantes». Por eso, el purpurado señala la necesidad de que la pastoral juvenil actúe para «construir puentes entre ese evento providencial extraordinario que ha sido la JMJ y el ordinario de la vida de los jóvenes en las comunidades parroquiales y diocesanas, en las asociaciones y en los movimientos». Así mismo propone que cada JMJ, «debe representar un nuevo inicio para la pastoral juvenil ordinaria de las iglesias locales y nuestro dicasterio se esfuerce con fuerza para estimular tal conciencia».
Del mismo modo destaca dos discursos significativos del papa en Brasil, el del episcopado brasileño y el del Comité de coordinación del CELAM y el purpurado explica que «se trata de discursos programáticos que merecen una profunda reflexión porque de ellos emerge claramente la imagen de iglesia que papa Francisco desea: una Iglesia que acompaña en el camino poniéndose en camino con la gente; una Iglesia capaz de calentar los corazones; una Iglesia fuertemente mariana; una Iglesia del pueblo; una Iglesia con un fuerte compromiso de los laicos; una Iglesia de de a las mujeres un espacio adecuado; una Iglesia pobre cerca de los pobres y preparada a salir hacia las periferias geográficas y existenciales del mundo».
Junto a estos discursos del papa, el cardenal destaca que en las homilías matutinas el papa da claves importantes para la formación del laicado. «En ellas el santo padre con un lenguaje sencillo, pero incisivo y tocante, explica sistemáticamente qué quiere decir ser cristiano hoy y alerta sobre el peligros de convertirse en cristianos «almidonados» o «adormecidos…»
Concluye su mensaje afirmando que «las palabra del papa ofrecen por tanto un programa concreto que se pone como objetivo el de reforzar la identidad bautismal de los fieles laicos, esa identidad que proviene de la pertenencia a Cristo y a su Iglesia: la identidad de discípulos y misioneros de Cristo».