El público se congregó desde la madrugada de ayer en la iglesia catedral de Nápoles para rezar ante la reliquia de San Gennaro o Jenario. Cuando se encontraba participando a la santa misa, algunos fieles que rezaban delante de la reliquia notaron la liquefacción de la sangre del santo y le avisaron al celebrante que dio el anuncio. En ese momento estalló un aplauso de alegría. Poco después la misa retomó con normalidad. En 1389 por primera vez se produjo el milagro: la sangre del mártir que se guarda y se ve en una ampolla dentro de una custodia, de improviso se licuó.
A la ceremonia toman parte las altezas reales de Bélgica, Alberto II y Paola, el alcalde de la ciudad además del cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles y las autoridades eclesiásticas. Y siempre en Nápoles, a pocos kilómetros de la catedral, en el santuario de San Gennaro alla Sofatara di Pozzuoli, a la misma hora se repitió el enrojecimiento de la piedra manchada con la sangre del mártir, conservada en la capilla lateral.
La sangre solidificada se encuentra en una ampolla del tamaño de un vaso pequeño. En la fiesta de san Gennaro, ante la oración de los fieles, la sangre de color negruzco, se vuelve líquida y rojiza y aumenta su volumen.
San Gennaro fue obispo de Benevento, en el sur de Italia en el siglo III. Fue condenado a muerte durante las persecuciones a los cristianos del emperador romano Diocleciano, la última antes de la paz de Constantino
Los militares romanos le ofrecieron renegar a su fe para salvar la vida. Al no lograrlo la tradición cuenta que le encerraron en un horno del que salió indemne, y tras ser arrojado a las fieras junto con el diácono y otros cristianos, éstas no les atacan y se echan a sus pies. Entonces deciden decapitarlos con los demás cristianos y diáconos en la plaza Vulcana.
Tres veces al año la sangre es expuesta para la veneración: el sábado que precede al primer domingo de mayo (fiesta del traslado de San Gennaro), el 19 de septiembre (celebración que recuerda su martirio) y el 16 de diciembre (fiesta que lo celebra como patrono de la ciudad). La creencia popular considera mal presagio que no ocurra el milagro. Una de las fechas de la no liquefacción fue en 1944, antes de la Segunda Guerra Mundial.