Al concluir la misa en la explanada anterior del santuario de Santa María de Bonaria, el papa inciensó a la imagen, antes de rezar la oración del ángelus y dar la bendición final, dirigió las siguientes palabras:
“Queridos hermanas y hermanas.
Antes de concluir esta celebración, les saludo con afecto, en particular a mis hermanos los obispos de Cerdeña a quienes agradezco.
Aquí a los pies de la Virgen quiero agradecer a todos y a cada uno de ustedes, queridos fieles, sacerdotes, religiosos y religiosas. Las autoridades y en manera especial a todos quienes colaboraron para organizar esta visita pastoral. Sobretodo quiere confiarles a la protección de María, Nuestra Señora de Bonaria. Si bien en este momento pienso a todos los numerosos santuarios marianos de Cerdeña. Vuestra tierra tiene una relación fuerte con María, una relación que se expresa vuestra devoción y vuestra cultura.
¡Sean siempre verdaderos hijos de María y de la Iglesia y demuéstrenlo con vuestra vida, siguiendo el ejemplo de los santos!
Y sobre esto recordamos que ayer en Bérgamo, fue proclamado el beato Tommaso Acerbis da Olera, fraile capuchino, que vivió entre los siglos XVII y XVIII. ¡Demos gracias por este testimonio de humildad y de la caridad de Cristo!”
Y después de la bendición dijo: ¡Les deseo que tengan un buen domingo y también, ‘un buon pranzo’!
A continuación el papa fue en auto al Pontificio Seminario Regional, para almorzar con los obispos de Cerdeña.