El arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, participó ayer en al encuentro de alto nivel sobre el desarme nuclear celebrado en Nueva York por la Asamblea general de las Naciones Unidas. «La eliminación completa de las armas nucleares es esencial para eliminar el peligro de una guerra nuclear, objetivo al cual debemos dar la máxima prioridad», afirmó en su discurso.
El prelado manifestó su preocupación ante la proliferación de las armas atómicas y destacó que no se conseguirán avances mientras que los Estados poseedores de este tipo de armamento continúen sin abandonarlas. “En base a los términos del Tratado de no proliferación se impone a los Estados que se esfuercen ‘de buena fe’ para negociar la eliminación del arsenal nuclear. ¿Se puede hablar de ‘buena fe cuando los Estados que poseen armas nucleares prosiguen modernizándolas a pesar de sus declaraciones sobre un futuro desarme nuclear?”, cuestionó el monseñor Mamberti.
De tal modo expresó que «es imprescindible afrontar de forma sistemática y coherente los requisitos legales, políticos y técnicos para conseguir un mundo libre de armas nucleares», y al mismo tiempo pidió «comenzar lo antes posible los trabajos preparatorios para una convención o un acuerdo para la eliminación del armamento atómico de forma gradual y verificable».
Al finalizar su discurso quiso subrayar que «es hora de contrarrestar la lógica del miedo con la ética de la responsabilidad, fomentando un clima de confianza y diálogo sincero, capaz de promover una cultura de paz, basada en el imperio del derecho y del bien común, a través de la cooperación coherente y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad internacional».
También afirmó que no se puede justificar «la continuación de una política de disuasión nuclear permanente, teniendo en cuenta la pérdida de recursos humanos, financieros y materiales, a la vez que se carece de fondos para la salud, la educación y los servicios sociales en todo el mundo, y ante las actuales amenazas a la seguridad humana, como la pobreza, el cambio climático, el terrorismo y los delitos transnacionales».
Todo esto –continuó el prelado– nos debe hacer reflexionar sobre la legitimidad ética y moral de la producción de armas nucleares, su desarrollo, el desarrollo, el almacenamiento, el uso y la amenaza de utilizarlos. Así mismo, destacó que «las doctrinas militares basadas en las armas nucleares como un medio de seguridad y defensa de un grupo de élite, en una demostración de poder y la supremacía, retrasan y ponen en peligro el proceso de desarme nuclear y la no-proliferación «.
Por su parte, el papa Francisco se ha reunido esta mañana con Ahmet Üzümcü, director general de la Opac (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas) y ha mostrado su pleno apoyo a su trabajo y compromiso humanitario. Así como ha lanzado una nueva exhortación a la comunidad internacional para descatar este tipo de armamentos.