El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), Carlos Romero Caramelo, ha afirmado este viernes que el XV Congreso Católicos y Vida Pública, que se ha inaugurado en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, ayudará a encontrar razones para la esperanza en una España afectada por diversos problemas.
Y señaló «el escándalo del paro; el abandono forzado de la vivienda y el aumento de la pobreza; la desprotección legal del derecho a la vida; la insuficiente protección de la familia y la calidad de nuestro sistema educativo; la grave crisis que sufren nuestras instituciones, los partidos políticos, las centrales sindicales, la administración de justicia y las instituciones financieras; y el desafío secesionista, de consecuencias imprevisibles».
Pero estos graves problemas, «no tienen la última palabra», porque «los católicos tenemos mucho que decir», ha subrayado.
En su intervención, Carlos Romero ha explicado también que el título del Congreso se refiere por primera vez, en estos quince años, a España por dos motivos: «inquietud», porque sus organizadores están «seriamente preocupados» por la situación que atraviesa el país; y «responsabilidad», porque ver solo cómo suceden los acontecimientos sería «una grave irresponsabilidad».
Aunque hoy «buena parte de la sociedad no siente el amparo de las instituciones» y «los intereses de las partes han usurpado el bien de todos», ha asegurado, sin embargo «hay razones para la esperanza».
Para el presidente de la ACdP, estas razones se encuentran: «en nuestras instituciones, cuando son cauces para la participación real de los ciudadanos, cuando son transparentes, responsables y ejemplares; en nuestras empresas y profesionales, cuando actúan con espíritu emprendedor, cuando crean organizaciones productivas y generan empleo, cuando la innovación, la iniciativa y la capacidad de riesgo definen su cultura; en los medios de comunicación, cuando son verdaderamente libres e independientes, cuando la veracidad y el rigor definen su comportamiento, y están alineados con el bien común, en nuestros jóvenes, si les ofrecemos la oportunidad que necesitan; en la familia, el gran pilar de la sociedad, porque en ella encontramos refugio, apoyo incondicional, alivio y consuelo ante las dificultades; y en los españoles, que cada día, con su trabajo, entregan lo mejor de sí mismos».
Además, «la raíz de nuestra esperanza; la que da sentido a nuestras convicciones; la que nos estimula a construir España, con renovadas energías, cada día» – ha enfatizado – es “la esperanza que no defrauda” de la carta de Pablo a los Romanos. Y también «la esperanza que nos muestra la Iglesia y el papa Francisco, que ante la pregunta ¿cómo hacemos para ser optimistas en un mundo en crisis?, contesta: ‘No me gusta mucho la palabra ‘optimismo’ porque expresa una actitud psicológica. Me gusta más usar la palabra ‘esperanza’… La esperanza cristiana como virtud teologal y, en definitiva, un regalo de Dios que no se puede reducir a un optimismo meramente humano'».
Finalmente, Romero Caramelo ha recordado que «nosotros, el primer mundo, somos la esperanza del tercer mundo. De nuestros hermanos perseguidos en Siria, Egipto, Pakistán o Sudán. De los que han perdido la esperanza al perderlo todo como estos últimos días en Filipinas…».
Durante el acto de inauguración, han intervenido también el nuncio apostólico en España, Mons. Renzo Fratini; el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Fidel Herráez Vegas; el director general de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Raúl Mayoral; y el director del Congreso Católicos y Vida Pública, Rafael Ortega.
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