Nazaret acogió este domingo, día 17, el Día Internacional de la Fe: una celebración festiva que sirvió para clausurar el Año de la Fe en Tierra Santa. Hasta la ciudad de Galilea se desplazaron miles de peregrinos de todo el mundo, para participar en la Eucaristía que presidió el patriarca latino de Jerusalén, su beatitud Fouad Tual, y fue concelebrada por el patriarca emérito latino de Jerusalén, su beatitud Michel Sabbah, y el nuncio apostólico en Israel, Mons. Giuseppe Lazzarotto. La misa tuvo lugar al aire libre, en el Monte del Precipicio, desde donde se divisaba a lo lejos la Basílica de la Anunciación.
Al comienzo de la celebración, se leyó una carta del papa Francisco, en la que, entre palabras de ánimo y agradecimiento a los cristianos de Tierra Santa y a los peregrinos, el pontífice decía que «la historia de nuestra fe encuentra su origen en esta tierra. Antes de que podamos comprender nuestra propia historia personal de fe y nuestra necesidad de la gracia de Dios, debemos volver al lugar y al tiempo en que Jesús caminó entre nosotros».
Por su parte, los católicos de Tierra Santa ofrecieron un icono, que presidió el altar y que será enviado al Vaticano, como obsequio al santo padre, para que esté presente en la celebración que clausurará el Año de la Fe el próximo domingo 24 de noviembre. En el icono está representada la escena de Jesús con Pedro junto al Mar de Galilea.
El tema de la fe estuvo muy presente en la homilía del patriarca, que propuso a Abraham y a la Virgen María como modelos de fe para los cristianos, uno del Antiguo Testamento y otro del Nuevo. De María, además, subrayó el hecho de que fuese en esta misma tierra donde realizó ese gesto de fe y de confianza en Dios, al aceptar la voluntad del Señor, en la Anunciación.
Durante la homilía también tuvo palabras de acogida y de agradecimiento a todos los fieles que se dieron cita en el Monte del Precipicio, algunos venidos de lejos. Y, por supuesto, hubo referencias a la problemática de los países vecinos, en concreto a la guerra de Siria y al sufrimiento que supone el elevado número de refugiados y desplazados que está ocasionando. Por último, el patriarca vino a decir que cada vez es más difícil confiar en los políticos e invitó a confiar más en Dios y a fiarse de Él.
(RED/IV)