El nuevo secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, se ha referido hoy a la «autofinanciación» de la Iglesia y ha afirmado que, con la casilla de la declaración de la Renta, esta «se somete a un referéndum anual de los ciudadanos». Por este motivo, ha subrayado, «no se vive del Estado. Éste lo único que hace es ser intermediario». Gil Tamayo ha hecho estas declaraciones en la rueda de prensa final de la CII Asamblea Plenaria de los obispos que se ha celebrado esta semana en la Casa de la Iglesia de Madrid.
Sin mirar los papeles, Gil Tamayo ha señalado también que la Iglesia está «profundizando en la transparencia en materia económica». «Nos va la credibilidad en este asunto», ha destacado. «La transparencia informativa en materia económica, que ya se hacía aquí y el papa Francisco ha puesto en primer plano, va a ser total», ha insistido.
Y es que, según ha señalado el propio portavoz, uno de los principales temas abordados por los prelados durante la Plenaria ha sido “la aprobación de los balances y liquidación presupuestaria del año 2013, los criterios de constitución y distribución del Fondo Común Interdiocesano para el año 2014 y los presupuestos de la CEE y de los organismos que de ella dependen”.
En esta misma línea de transparencia apuntada por el sacerdote y periodista, el vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, ha explicado detalladamente las partidas de los presupuestos de la Conferencia Episcopal y del Fondo Común Interdiocesano.
Ya en el turno de preguntas, el secretario general y portavoz de la CEE ha lamentado el uso de cuchillas en la valla que separa Melilla del territorio marroquí. “Esa no es la manera”, ha asegurado, porque “el inmigrante no es un peligro”.
“Yo soy hijo de inmigrantes en Alemania y tengo una especial sensibilidad en esas cuestiones”, ha reconocido. “No se puede atentar contra la vida y, sobre todo, contra la de las personas desvalidas que buscan mejores condiciones”, ha indicado.
Gil Tamayo ha explicado también que “se trata de un derecho humano, que es el de la libre movilidad”. “Sí habrá que regular (la inmigración), pero regular desde el respeto básico y esencial a la vida”, ha insistido. Y, citando al papa Francisco, ha pedido a las autoridades que no caigan en la “cultura del descarte”. “La Doctrina Social de la Iglesia es clara en esto”, ha recordado.
El portavoz de los obispos ha valorado también la nueva Ley de Educación (Lomce), que ha sido aprobada ayer en el Senado. Sobre el tratamiento que ha recibido la clase de Religión, Gil Tamayo ha confiado en los decretos que desarrollarán esta normativa, para que en ellos se contemple la asignatura en las etapas educativas en las que aún no está incluida.
Para el portavoz del episcopado, la clave es que “se posibilite el ejercicio de un derecho constitucional como es el de que los padres puedan elegir la educación de sus hijos conforme a sus convicciones”. “Hay cosas que están antes que lo pactado en los acuerdos Iglesia-Estado», ha añadido.
Y sobre la reciente Marcha por la Vida, celebrada el pasado día 17 en diferentes ciudades españolas, Gil Tamayo ha advertido que la cuestión del aborto «no está en la agenda de la Iglesia sino en la de la defensa de los Derechos Humanos». La implicación de la Iglesia en este drama, ha indicado, tiene que ver con “la defensa del hombre». “Todo lo que atente a la vida humana – ha recalcado – tiene nuestra oposición radical. Éste es el principio básico”. Es más, “el aborto no es una cuestión religiosa ni política”, ha enfatizado. «El aborto no es un derecho. El aborto es un problema grave, especialmente para quien lo sufre, doloroso, trágico, con situaciones comprensibles pero que en ninguna manera justifican la eliminación de una vida humana”, ha lamentado. Sea el supuesto que sea, “el fin no justifica los medios, ni en este caso ni en otros, porque la excepción nos pondría en un disparadero que se volvería contra la propia sociedad”, ha concluido.