«Miembros de diferentes tradiciones religiosas en la sociedad civil», es el tema que ha reunido desde este lunes a la plenaria del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. El cardenal Jean-Louis Taurán, presidente del dicasterio, ha sido el encargado de abrir el encuentro.
En una entrevista realizada por Radio Vaticana, el purpurado ha hablado sobre los desafíos para las religiones en la sociedad actual afirmando que «en Europa se tiene la impresión de que la religión sea un problema. ¡Las religiones son una riqueza!». Por ello – ha añadido – «cuando los creyentes se unen son fermento en la sociedad y a menudo las religiones constituyen espacios de escucha y de compartir de los que toda la sociedad se beneficia: enseñan el respeto de la persona humana, el respeto de los derechos fundamentales, la atención a la creación y a la ecología», así como contribuyen a la «cohesión social en un país». Y especifica el purpurado que «las religiones son un factor del progreso humano».
Sobre el trabajo realizado por el dicasterio en los últimos cinco años, el cardenal destaca que de los múltiples viajes y encuentros que ha tenido ocasión de realizar para tomar contacto con esta realidad, le tocó especialmente la visita a Pakistán: «donde hay una admirable comunidad cristiana compuesta de fieles que va a misa y que ni siquiera saben si podrán regresar después a casa… Creo que son un ejemplo para toda la Iglesia».
Otro país con una situación particular es Irak, donde la violencia interreligiosa entre sunitas y chiítas se está disparando. Y en este contexto se encuentran también los cristianos de Oriente. Al respecto, el cardenal explica que recientemente se ha creado una estructura de diálogo con los musulmanes del país. «Creo que los cristianos son muy valientes, el patriarca, en particular, sabe que los cristianos de Oriente Medio tienen una misión, una vocación: testimoniar en la tierra en la que Dios se ha revelado». Estos lugares – ha matizado – no son solamente monumentos, sino que detrás de estos monumentos hay comunidades humanas, con sus riquezas, su patrimonio, su folklore y artesanía» y es por eso «que son preservadas», ha concluido.