El director del Instituto de Filosofía Edith Stein de Granada (España), Marcelo López Cambronero, y la directora del Centro de Estudios Maryam, Feliciana Merino, acaban de presentar un libro exhaustivo, veraz, riguroso y revelador sobre el santo padre. «Francisco, el Papa manso» es una biografía profunda e imprescindible para conocer toda la verdad sobre el nuevo pontífice.
La obra nace de una investigación sobre la dictadura argentina encargada por una revista norteamericana a estos profesores. Según reconocen los propios autores, durante su trabajo apareció la figura de Jorge Mario Bergoglio. Ambos quedaron cautivados por su pensamiento y vida en aquellos años.
En esta entrevista con ZENIT, el profesor Marcelo López Cambronero cuenta cómo Bergoglio logró ocultar a personas perseguidas por la dictadura argentina de Videla. «El papa escondió, protegió, ayudó y sacó del país a multitud de personas que, por una razón u otra, eran perseguidos por el régimen, y lo hizo sin preguntar por su pertenencia política», afirma. «Fue una labor heroica que le llevó a poner su vida en peligro en muchas ocasiones», asegura.
Asimismo, López Cambronero aclara la actitud del santo padre ante la teología de la liberación y sus reflexiones sobre la influencia de esta corriente en el pensamiento latinoamericano. «Para Bergoglio – subraya – la preferencia por los pobres no requiere de ninguna ideología. Basta el Evangelio y la experiencia de Cristo».
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El papa Francisco está muy lejos de ser el “revolucionario” que dibujan estos días algunos medios de comunicación politizados y conocidos por sus ataques habituales a la Iglesia. ¿Qué opinión les merece la campaña mediática para presentar un pontífice de izquierdas?
— Marcelo López Cambronero: Desde nuestro punto de vista el papa Francisco es un verdadero revolucionario, porque no hay nada más novedoso que Cristo, que hace nuevas todas las cosas. Sustituir su Presencia por cualquier postulado ideológico empobrece nuestra vida y nuestras reflexiones.
Es cierto que algunas personas tienden a creer que Cristo no es suficiente, que hay que añadir algo más, como si el Señor no incidiera en la realidad. No es cierto: Cristo tiene que ver con todas las cosas y es la única realidad que nos permite superar los presupuestos ideológicos y los prejuicios que los humanos, todos, tendemos a producir.
Por otra parte, es indudable que en la formación política del pontífice, como él mismo ha señalado tantas veces, han tenido una gran incidencia algunos autores que se consideran de izquierdas. De hecho la persona que le introdujo en el pensamiento político fue Esther Ballestrino de Careaga, una activista paraguaya que se identificaba con postulados comunistas, fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, que finalmente fue asesinada por la dictadura del General Videla. Esta formación le ayudó a tener una conciencia clara de que el sistema político y económico que llamamos capitalismo es esencialmente injusto porque desecha a las personas y las hunde en la marginalidad y el empobrecimiento. Se trata de una situación inaceptable, pero como él diría: ¡esto no es comunismo, es puro Evangelio!
-El santo padre conoce bien la teología de la liberación. La vio crecer entre algunos de sus compañeros jesuitas. En su libro –Francisco, el papa manso– sostienen que Jorge Mario Bergoglio siempre dejó clara su oposición a las categorías marxistas del ‘liberacionismo’, a costa de sufrir aislamiento.
— Marcelo López Cambronero: Cuando Jorge Bergoglio es nombrado provincial de los jesuitas de Argentina la situación de la Compañía en el país y en general de la Iglesia en el sur de América, es muy difícil. Muchos sacerdotes abandonaron su misión para engrosar las filas de organizaciones terroristas y guerrillas. Muchos laicos que habían sentido la llamada del sacerdocio pensaron que Cristo no era bastante, que había que provocar cambios sociales a través de la fuerza. Bergoglio rechazó de plano el uso de la violencia que, como sabemos, sólo provocó más crímenes, sufrimientos y dolor.
En los años 80 escribió en la revista Stromata varios artículos en los que clarificaba su postura ante la Teología de la Liberación, en los que hemos profundizado en el libro. Su posición sigue la misma línea que el llamado “Documento de Puebla” con el que finalizó la III Conferencia General del Episcopado de Latinoamérica en 1979. Los obispos afirmaron, y Bergoglio volvería una y otra vez sobre estas ideas en los años siguientes, que la Teología de la Liberación: primero: malentiende la religiosidad volviéndola política (se pretende que así la fe sea más eficaz, como si Cristo fuese sólo una idea bonita o una teoría en el fondo inútil); segundo: transforma el lenguaje religioso en el de las lenguas sociales, secularizando la mirada sobre la realidad; y tercero: vacía la dimensión trascendental de la vida humana, puesto que finalmente se cree que lo que salvará al mundo será un proceso político revolucionario. Son tres errores que, en el fondo, tienen un único origen: la falta de fe.
-¿Existieron hechos que mostraron ese rostro ideológico y hasta violento de la Teología de la Liberación? ¿De qué manera afectaron estas situaciones a la tarea pastoral del actual pontífice?
— Marcelo López Cambronero: Durante los años 70 en Argentina muchos cristianos que no podían soportar la injusticia social que existía en el país (lo que era muy comprensible, y todavía lo es más en el momento actual), adoptaron postulados violentos. Los Montoneros, la organización terrorista más peligrosa (después, hay que decirlo, que el propio estado) cometió un sinfín de crímenes y actos violentos injustificables. Los medios de comunicación fueron también culpables del incremento de la violencia. La revista “Cristianismo y revolución”, por ejemplo, dibujaba a Cristo empuñando una metralleta y animaba a la lucha armada. El resultado fueron atentados como el del comedor de la Policía Federal, en 1976, en el que fueron asesinadas 23 personas y que fue perpetrado por activistas montoneros como Horacio Verbitsky.
Sin embargo, si bien estos crímenes tienen en su raíz una concepción ideológica que, como toda ideología de izquierdas o de derechas, conduce a postulados violentos, no se puede decir que son consecuencia directa de la Teología de la Liberación, aunque la conversión de la religiosidad en ideología ha sido siempre una de las raíces de la violencia, ya digo, tanto en la izquierda como en la derecha.
-Que ustedes sepan, ¿hubo contactos entre Bergoglio y la Teología de la Liberación?
— Marcelo López Cambronero: Claro. Él era profesor de la Facultad de Teología de la Universidad del Salvador, ubicada en el Colegio de San Miguel, y hasta 1973 formó parte del consejo de redacción de Stromata, una de las revistas que dio más importancia a esta corriente. Entre sus profesores primero y posteriormente entre sus compañeros hubo muchos seguidores de esta línea teológica, como el conocido Juan Carlos Scannone. Nuestro papa, sin embargo, nunca la compartió, si bien la comprendía bien y siempre se ha negado a rechazarla en bloque: en diversos artículos se ha concentrado en demostrar los diversos puntos en los que le parecía inadecuada. La idea central es que la preferencia por los pobres no requiere de ninguna ideología. Basta el Evangelio y la experiencia de Cristo.
-¿Creen que el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires jugó algún papel para, por así decir, ‘derrotar’ esta corriente ideológica y política presente en la Iglesia latinoamericana?
— Marcelo López Cambronero: Hablar de ‘derrota’ es una expresión, a mi juicio, equivocada. El propio Papa Francisco ha señalado que la Teología de la Liberación tenía com
ponentes positivos que, si no hubiera sido por su preferencia acrítica por el marxismo, habrían ayudado mucho al pueblo cristiano. Ahora que comprendemos los errores y excesos cometidos podemos recoger aquellos aspectos que es preciso recordar: la preferencia por los pobres, la lucha contra la injusticia, la incidencia de Cristo en la vida política y económica, el rechazo del capitalismo como un sistema esencialmente injusto, etc.
-En su obra también tratan del rol desempeñado por Jorge Mario Bergoglio durante la dictadura argentina. Hay quienes afirman que es culpable de haber cerrado los ojos a los crímenes de la dictadura, y algunos llegan a decir que él mismo estuvo implicado en la represión. ¿Qué piensan ustedes?
— Marcelo López Cambronero: No se trata de lo que pensemos: las pruebas son concluyentes. En Francisco, el Papa Manso narramos con todo detalle cómo el papa escondió, protegió, ayudó y sacó del país a multitud de personas que, por una razón u otra, eran perseguidos por el régimen, y lo hizo sin preguntar por su pertenencia política. Explicamos cómo lo hizo y recogemos diversos testimonios y pruebas. Fue una labor heroica que le llevó a poner su vida en peligro en muchas ocasiones y que le hacen merecedor de la admiración de cualquiera, creyente o no. Incluimos un archivo documental con pruebas claras de la situación de la Iglesia argentina y del alcance de la represión de la dictadura. Creemos que después de este trabajo ya no se pueden prestar oídos a los intentos de difamación de quienes realizan afirmaciones sin ningún apoyo, únicamente para atacar a quien fue primado de Argentina y hoy es el papa Francisco.