Miles de peregrinos han retado esta mañana a las bajas temperaturas de Roma, y se han dirigido a la plaza de San Pedro para escuchar la que ha sido la última catequesis del ciclo sobre el Credo. La vida eterna ha sido el tema afrontado hoy por el pontífice.
Desde las 9.45, Francisco ha saludado a los fieles presentes en la plaza. Montado en el jeep parcialmente cubierto, se ha detenido en varias ocasiones para poder bendecir a los más pequeños. Los gritos de ¡viva el papa! y el entusiasmo de los presentes, han acompañado al santo padre durante todo el recorrido.
En el resumen de la catequesis que el santo padre hace en español ha indicado que «la reflexión sobre el juicio final, a pesar de que instintivamente suscita en nosotros un cierto temor, contiene algunos elementos que constituyen un motivo de consuelo y confianza. En primer lugar, la expresión aramea maranathà, ¡Ven, Señor!, ya usada en la liturgia por las primeras comunidades cristianas, nos anima a contemplar el juicio como el momento en el que seremos considerados dignos de revestirnos de gloria y acceder al banquete de bodas con Cristo-Esposo. Un segundo motivo de confianza es la consideración de que no estaremos solos en el juicio, sino que podremos contar con la intercesión y benevolencia de tantos hermanos nuestros, santos, que nos han precedido en el camino de la fe. Y un tercer elemento es la idea de que el juicio comienza ya en nuestra existencia. Jesús se nos da continuamente para colmarnos de la misericordia del Padre, y nosotros tenemos la responsabilidad de abrirnos a esa gracia o, en cambio, de cerrarnos y auto excluirnos de la comunión con Dios».
Al finalizar estas palabras, Francisco ha saludo «con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos venidos de España, como la Fundación ONCE, a los que animo a seguir desarrollando su encomiable labor, así como a los demás grupos de Argentina, México, Bolivia y otros países latinoamericanos. Que en este tiempo de Adviento crezca en nosotros el deseo de acoger en nuestra vida de cada día la gracia y la misericordia de Dios, que contemplaremos plenamente en la vida eterna. Que Dios les bendiga».
Texto completo de la catequesis
Un centenar de españoles, afiliados y trabajadores de la ONCE y su Fundación han acudido a la audiencia con motivo de la celebración de su 75 y 25 aniversario respectivamente.
Inmediatamente después del saludo a los fieles de habla española, el santo padre ha recordado que mañana es la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de toda América. Francisco ha explicado que «cuando se apareció a san Juan Diego, su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios, del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra».
También el papa Francisco ha querido recordar que ayer Cáritas lanzó una campaña mundial contra el hambre y el derroche de comida, con el lema: «Una sola familia humana, comida para todos». Así, el santo padre ha exhortado a que «el escándalo de millones de personas que sufren el hambre no debe paralizarnos, sino empujarnos a actuar, todos, individuo, familias, comunidades, instituciones, gobierno, para eliminar esta injusticia». Asimismo ha explicado que el Evangelio de Jesús nos muestra este camino: fiarnos de la providencia del Padre y compartir el pan cotidiano sin despreciarlo. Por último, ha animado a Cáritas a llevar adelante este compromiso y ha invitado a todos a unirse a esta ola de solidaridad.
Al finalizar la catequesis, el santo padre ha comenzado con los saludos. El monseñor mexicano, Patrón Wong, secretario para los seminarios de la Congregación para el Clero ha presentado al papa la delegación de Veracruz. Durante los instante que han podido saludar a Francisco, Roberto Herrera de Asuntos Religiosos de Presidencia de México, le ha regalado al papa una camiseta de la selección mexicana. Continuando con los saludos, el santo padre se ha detenido con Lucía, una niña ciega del grupo de la ONCE, que le ha entregado un bastón. Además le han entregado a Francisco un copia del Evangelio en Braille.
Por su parte, monseñor Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de Las Casas (México), presente en la plaza ha comentado a ZENIT sus impresiones sobre la audiencia: «es impresionante el número de personas que participan en la audiencia general, sobre todo enfermos. La catequesis del Papa es sumamente sencilla y breve, al alcance de todos. No dice cosas nuevas, pero lo que más atrae a las personas es la cercanía, la calidez humana, los detalles de bondad con todos». Y añade que al saludar al santo padre «me reconoció, porque habíamos compartido en Aparecida y, cuando él era presidente de la Conferencia Episcopal en Argentina, fui invitado a dar a los obispos unas charlas sobre pastoral indígena».