Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».
(…) Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella. (…) La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje.
¿Qué era la estrella de Belén, este cuerpo celeste que aparecía en el Este?
El astrónomo Michael R. Molnar considera que existió una doble ocultación de Júpiter tras la luna en el 6 a. C. en Aries como la estrella de Belén. Otras explicaciones incluyen una nova que hubo en el 5 a. C que suele ser identificada como un cometa, la cual fue registrada por los astrólogos chinos y coreanos.
Mark Kidger del Instituto de Astrofísica de Canarias, considera personalmente que lo más probable es que la suma de acontecimientos astronómicos (la triple alineación de los planetas en el 7 a. C., en la constelación de Piscis, más el probable cálculo del ocultamiento de Júpiter tras la Luna, cerca del Sol) hayan alertado a los Reyes Magos sobre la gestación de un acontecimiento importante en Judea.
Además tampoco la fecha de la Navidad, fijada el 25 de diciembre parece ser exacta pues según el Evangelio de Lucas “había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” o sea a la intemperie y esto sería inverosimil el 25 de diciembre, cuando en el hemisferio norte es invierno.
ZENIT entró en contacto con la Specola Vaticana, el observatorio astronómico fundado en 1582 bajo Gregorio XIII, a cargo de los jesuitas y que trabaja desde su sede de Castel Gandolfo y otra en Arizona, en colaboración con la comunidad científica internacional, Nasa y principales observatorios.
Interrogado fray Guy Consolmagno sobre qué se sabe en la actualidad sobre la estrella de Belén y sobre su origen, el religioso estadounidense fue categórico: “Nadie sabe bien, no se conoce” y precisó que “qué tipo de estrella o fenómeno hubiera sido no es tan importante visto que hablamos de una guía para encontrar a Jesús”.
Reconoció que “no se puede excluir, que sea un milagro sobre una conjunción de planetas, pero esto nadie lo sabe”. Y añadió que la cosa más importante es que al concentrar demasiado interés en el origen de esta señal divina muchos “han perdido la parte más importante de esta historia”.