La recién creada Secretaría de Economía de la Santa Sede, equivalente al ministerio de economía y finanzas de un país, ha comunicado hoy el nombramiento de un consultor especial para la Administración del Patrimonio Apostólico de la Santa Sede (APSA).
El APSA se ocupa de la administración de los bienes muebles e inmuebles de la Santa Sede, siendo en realidad el ‘banco central’ del Vaticano (y no el IOR como comunmente se cree). El APSA tiene las obligaciones y responsabilidades análogas de los banco centrales en el mundo.
La Secretaría para la Economía presidida por el cardenal George Pell, fue creada por el papa Francisco el pasado 24 de febrero con el motu proprio «Fidelis dispensator et prudens». Este ministerio de economía tiene autoridad sobre todas las actividades económicas de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, así como la planificación financiera y las funciones de apoyo, entre las cuales los recursos humanos. Además debe redactar el balance detallado de la Santa Sede y del Estado-ciudad del Vaticano.
La Secretaría de Economía en su comunicado difundido por la oficina de prensa del Vaticano precisa que el consultor especial, docente de la universidad católica del ‘Sacro Cuore’, ha sido nombrado ‘ad interim’.
La nota añade que el consultor especial asistirá al secretario del APSA en la conducción de las actividades, y que además le podrán ser confiadas determinadas tareas y proyectos, e indicaciones para reorganizar el propio ente, “como parte de la amplia revisión de la estructura económico-administrativa de la Santa Sede”.
El junio de 2013 un encargado del APSA, monseñor Scarano, fue arrestado en Italia por orden de la Procura de Roma, con la acusación de blanqueo de capitales. El mismo ya había sido suspendido por la Santa Sede, apenas los superiores fueron informados de que existían irregularidades.
El nombramiento de consultor especial se encuadra en las medidas iniciadas por Benedicto XVI y profundizadas por el papa Francisco para dar total transparencia a la gestión económica del Vaticano. En la misma línea se sitúa la publicación en octubre de 2013, del balance del IOR, por primera vez en la historia.