Los integrantes del Pontificio comité de ciencias históricas han sido recibidos hoy en el Vaticano por el papa Francisco, con motivo del cierre de la plenaria que conmemoró el 60 aniversario de esta institución fundada por querer del papa Pío XII.
El Santo Padre durante este encuentro reiteró que “es siempre válida la célebre afirmación de Cicerón en el De Oratore, parcialmente retomada por el beato Juan XXIII, un apasionado de los estudios de historia, en el discurso de apertura del Concilio Vaticano II:«Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae». El estudio de la historia representa de hecho uno de los caminos para la búsqueda apasionada de la verdad, que desde siempre está en el ánimo del hombre”.
A los presentes en esta audiencia que se realizó en el Palacio Apostólico, el Santo Padre les indicó que “ en vuestros estudios y en vuestras enseñanzas pueden confrontar en particular los hechos de la Iglesia que camina en el tiempo, con su historia gloriosa de evangelización, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida utilizada sirviendo, de constancia en el trabajo pesado, como también de infidelidad, de rechazos, de pecados”.
Y el Santo Padre subrayó la labor de esta comisión en el contexto de la Iglesia hoy: “Estas investigaciones, marcadas por auténtica pasión eclesial y amor sincero por la verdad pueden ayudar mucho a quienes tienen la tarea de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia de hoy”.
“El Comité de Ciencias Históricas --recordó el Pontífice-- se inserta ya desde hace tiempo en el diálogo y en la cooperación con instituciones culturales, centros académicos de numerosas naciones y es acogido con respeto en el ámbito mundial de los estudios históricos”.
Porque es “en el encuentro y en la colaboración con los investigadores de cada cultura y religión, que se puede ofrecer una contribución específica al diálogo entre la Iglesia y el mundo contemporáneo”.
“Entre las iniciativas que tienen en programa --precisó el Santo Padre-- pienso en particular al congreso internacional con motivo del centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. Durante el mismo darán a conocer las más recientes adquisiciones de la investigación, con especial atención a las iniciativas diplomáticas de la Santa Sede durante aquel trágico conflicto y a la contribución que dieron los católicos y otros cristianos para socorrer a los heridos, prófugos, huérfanos y viudas. También en buscar a los desaparecidos, como en la reconstrucción de un mundo lacerado, tras lo que Benedicto XV llamó: una «inútil masacre »”.
Y el papa Francisco concluyó sus palabras asegurando que “resuena hoy más actual que nunca su profundo llamado:«Con la paz nada se pierde, con la guerra todo se puede perder». Cuando escuchamos esta palabras proféticas, realmente nos damos cuenta que la historia es “magistra vitae”.