Una gran fiesta de la fe en un contexto y en un clima ‘deportivos’. La 37ª Asamblea de la Renovación Carismática Católica ha representado una respuesta masiva a la exhortación del papa Francisco de una Iglesia «en salida», a la que llama desde el inicio de su pontificado.
El Santo Padre que respondió positivamente al presidente nacional de la RCC, Salvatore Martínez, que el pasado mes de septiembre le invitó a la Asamblea. Por lo que Francisco acudió al Estadio el domingo pasado, día 1 de junio, por la tarde.
Las dos jornadas del encuentro concluyeron ayer por la tarde marcadas por una triple novedad: primera vez de la Asamblea Nacional en Roma, primera en un estadio, primera con la presencia de un Papa.
Entre cantos, bailes, testimonios, oraciones y efusiones, el evento se ha desarrollado sustancialmente según el guión de los años precedentes en Rimini pero con una marco extraordinario que ha amplificado la intensidad de cada momento.
En las gradas en el Olímpico no faltaron ni las olas ni el ondear de decenas de miles de clap banner amarillos y blancos, representando los colores de la Ciudad del Vaticano.
En la 37ª Asamblea Nacional de la RCC se ha confirmado algo más que un encuentro entre miembros de un movimiento: ha sido un momento de apertura y de amistad entre personas que aman a Cristo, marcadas por la presencia y el ánimo de ilustres representantes de la Iglesia: el padre Raniero Cantalamessa -predicador de la Casa Pontificia-, los cardenales Angelo Comastri, Stanislaw Rylko y Agostino Vallini y monseñor Nunzio Galantino.
Asimismo, se ha contado con la presencia de representantes internacionales del movimiento que han aportado una mirada carismática y profética sobre la Iglesia de hoy: Patti Gallagher Mansfield, Ralph Martin, Gilberto Gomes Barbosa, Michelle Moran y sor Briege Mckenna.
El presidente Martínez, en la clausura del evento, exhortó a los 52.000 presentes a «convertirse en protagonistas» de la «Iglesia en salida» deseada por Francisco. Y repitió las palabras dirigidas al Pontífice el domingo por la tarde: «Alégrese Santo Padre, queremos hacer de la unidad el signo de nuestra credibilidad eclesial».
Para explicar este sentido de unidad, usó la metáfora culinaria del «batido de frutas» y la «macedonia», señalando que en el caso de la macedonia los ingredientes a pesar de estar mezclados, mantienen intacto su sabor.
Además, recordó que la unidad cuesta trabajo. «A menudo, aún con los mejores propósitos, hacemos como Jonás, vamos por el camino equivocado. Volviendo a casa, ahora, valoremos si estamos en el camino de la unidad. Porque la división apaga al Espíritu, atrofia el cuerpo, mueve la gloria de Dios de Jesús a nosotros».
Finalmente, el presidente de la RCC en Italia animó a sentirse «comprometidos con el desafío de la nueva evangelización» en la que el Espíritu invita a todos los miembros de la Renovación a salir de la propia «casa», del propio «puesto de trabajo» o del «propio grupo».