La Fundación Populorum Progressio fue creada por el papa san Juan Pablo II el 13 de febrero de 1992, empeño que asumió en vísperas de la conmemoración del V Centenario del inicio de la Evangelización del Continente Americano. Al crear la Fundación, el Santo Padre invitaba a la comunidad internacional, a las instituciones y a las personas de buena voluntad a duplicar los esfuerzos en favor del desarrollo integral de las poblaciones indígenas, campesinas y los descendientes afroamericanos.
Cada año, la Fundación -confiada al Pontificio Consejo Cor Unum- aprueba proyectos, apoyada en la realización de las iniciativas de la Iglesia local, la cual posee un verdadero y real conocimiento de las poblaciones y de las comunidades a las que las ayudas van destinadas. Desde 1993, se han aprobado 4.005 proyectos (124 el año que menos y 231 el que más) por valor de 36.524.219 dólares.
Entre los criterios establecidos para la presentación y posterior aprobación de los proyectos están atender los diversos aspectos del desarrollo integral de una comunidad, ser parte de un proceso que esté viviendo el grupo o la comunidad y no el fruto de una improvisación o que sean planeados, ejecutados y evaluados con la participación de la misma comunidad.
El consejo de administración de la Fundación ha celebrado su reunión anual esta semana para aprobar los 125 proyectos con 1.5 millones de euros. Además, el viernes tuvieron una audiencia con el santo padre Francisco.
Monseñor Edmundo Luis Flavio Abastoflor Montero, arzobispo de La Paz (Bolivia) y presidente del consejo de administración explica a ZENIT cómo se desarrolló el encuentro con el Pontífice.
"Un encuentro muy cercano, paterno y fraterno", observa el arzobispo, en el que "hubo tiempo para hablar de cosas serias pero también para las risas". El Papa les ha pedido que se preocupen especialmente de dos aspectos en el trabajo de la Fundación: por una parte, de la gente más marginada, descartada de la sociedad, en concreto de los niños, los ancianos y los jóvenes que no tienen trabajo. Por otro lado, Francisco les pidió que no se olviden de la evangelización. Los proyectos son de tipo social y cuando ayudas no hay que fijarse en la fe del hermano, sin embargo hay que ofrecer el mensaje y la propuesta cristiana, porque es algo de los que estamos convencidos y es algo valioso. Pero no debe ser ocasión de proselitismo.
Por otro lado, monseñor Montero profundiza algunos aspectos de los 125 proyectos aprobados este año. "Los proyectos son de todo tipo, no los seleccionamos nosotros, nos vienen pedidos por las diferentes diócesis de cada país según las necesidades y prioridades", explica. Además, observa que para muchos puede parecer que no se puede hacer nada con los 15.000 dólares que se le asigna a cada proyecto, pero "para la gente pobre significa mucho".
Finalmente, reconoce que "da gusto sentir el impulso de América Latina desde la parte de la necesidad y la pobreza y poder aportar nosotros lo que podemos".
ZENIT también conversó con monseñor Javier Del Río Alba, arzobispo de Arequipa (Perú). Él define el encuentro con Francisco como "fraterno, agradable y entrañable". De esta reunión, el arzobispo destaca un aspecto abordado por el Papa, "el indigenismo". Monseñor Del Río cuenta que el Santo Padre les habló de estas "corrientes que pretenden encerrar en sí mismas a las culturas indígenas y nativas e impedirles que se relacionen con otras culturas y esto es como llevarlas a la muerte. Porque una cultura crece, se enriquece en la medida en la que se relaciona con otras y contrasta e intercambia elementos". También hubo espacio para el diálogo, cada miembro del consejo de administración pudo exponer cómo ve el lugar donde está trabajando y las comunidades a las que sirve a través de la Fundación.
Coincidiendo el encuentro con Francisco con la inauguración del Mundial de fútbol en Brasil, fue también ocasión para comentar el primer partido e intercambiar algunas bromas.
Al abordar con el arzobispo de Arequipa las grandes preocupaciones a nivel social en la actualidad en América Latina, explica que "las necesidades son tantas y nuestros medios son siempre insuficientes". Por eso se han planteado, ya desde la reunión del año pasado y este año lo han perfilado mejor, "este desafío de conseguir fondos en la misma América Latina, ya que hay países en los que existe un crecimiento económico". El prelado indica que hasta ahora esta Fundación vive de la caridad de la Iglesia de Roma e Italia en general pero "comentábamos que es importante -no solo para tener más fondos para ayudar a más gente- sino también porque a través de las campañas de recaudación de fondos se forma y se evangeliza a los empresarios que tienen inversiones en nuestros países". Y para esta labor de buscar fondos en América Latina, la Fundación creará una Comisión en los próximos meses.
Para concluir, el arzobispo señala que "tras años trabajando en proyectos sociales soy testigo de cómo se abre todo un panorama para estos jóvenes que son beneficiarios de los proyectos que financiamos". Y añade que "es impresionante cómo se les cambia la vida a estos jóvenes y a sus familias". Por otro lado, menciona la solidaridad de la que son testigos, "que no es solo filantropía, sino que parte del amor de Cristo y lo que se quiere es transmitir ese amor por esta vía". Este es el "secreto" que diferencia la Fundación, a Cor Unum y otras instituciones eclesiales de una ONG.