10,00 – El Papa después de la cárcel visita a los enfermos terminales

El viaje del Santo Padre en Calabria, en la diócesis de Cassano all Jonio

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En su viaje a Calabria, a las 10 de la mañana, el Santo Padre salió del encuentro que tuvo con los presos en la cárcel de Castrovillari y desde allí partió hacia Cassanio all Jonio, en donde llegó en helicóptero a las 10,18 horas. En la ciudad fue a visitar a los enfermos terminales del hospicio «San Giuseppe Moscati», donde estuvo con los allí hasta poco después de las 11.

En el Instituto penitenciario las telecámaras no entraron. Entretanto Mons. Nunzio Galantino refirió que el papa Francisco saludó a las dos abuelas en prisión del niño ‘Coco’, el pequeño asesinado en un ajuste de cuentas por la criminalidad o mafia local. “No debe suceder nunca más que el un niño sea asesinado”, les dijo el Santo Padre. Y precisó que reza por todas las víctimas de la violencia.

“Fue muy conmovedor el momento en el que saludó una a una a las mujeres. Todos en lágrimas especialmente las detenidas” indicó el obispo y subrayó que el encuentro fue de gran participación colectiva.

El vicedirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede, padre Ciro Benedettini añadió que Papa le dijo a los presos: “También yo me equivoco y necesito ser perdonado”. El Pontífice pronunció el discurso que fue dado a conocer por la oficina de prensa del Vaticano, aunque evitó mencionar algunas palabras como ‘presos’.

En sus palabrs, Francisco tras recordar que el respeto de los derechos fundamentales del hombre, indicó que respetarlos no es suficiente si no se busca reintegrarlos en la sociedad, porque en ese caso la pena se transforma solamente en “un instrumento de castigo” volviéndose “dañoso para el individuo y la sociedad”.

“De otra parte –les recordó el Papa– una verdadera y plena reinserción de la persona no es el fruto de un recorrido solamente humano” porque en ese camino “entra también el encuentro con Dios”.

Y les recordó “la capacidad de dejarnos mirar por Dios que nos ama, que es capaz de entendernos y de perdonar nuestros errores”. Añadió que “el Señor es un maestro de reinserción, nos toma de la mano y nos lleva hacia la comunidad social”. Porque “el Señor siempre perdona, siempre acompaña, siempre nos entiende”. Entretanto precisó que “nosotros debemos dejar que nos comprenda, dejarnos perdonar, dejarnos acompañar”. Por ello les pidió que este tiempo no sea desaprovechado, pero “pueda ser un tiempo precioso durante el cual pedir y obtener de Dios ésta gracia”. Y concluyó bendiciendo a todos, presos y personal del instituto penitenciario y confiándolos a la “Virgen María nuestra madre”.

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ZENIT Staff

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