Oriente Medio: 'Las minorí­as están amenazadas y el futuro es muy negro'

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Entrevista al profesor Manuel Coma, presidente del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), con motivo del próximo Consistorio

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El próximo 20 de octubre, al día siguiente de la clausura del Sínodo sobre la familia, tendrá lugar un consistorio dedicado a Oriente Medio en el Vaticano. El papa Francisco ha invitado a participar en este encuentro a todos los purpurados que estén en Roma, junto a los seis patriarcas de Oriente Medio y al patriarca latino de Jerusalén.

Sobre la base de las consideraciones surgidas de la reunión celebrada a principios de mes con los nuncios apostólicos de la región, el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, será el encargado de la intervención principal.

La inestabilidad se ha instalado en Oriente Medio y se va a quedar un buen tiempo. Las líneas fronterizas, que en su día trazaron las potencias coloniales, están saltando por los aires, unas tras otras, movidas por las pasiones religiosas, por las líneas sectarias o por la filiación a las tribus. 

A comienzos de 2011, el Norte de África y buena parte de Oriente Medio se encontraba en plena ebullición. Una ola de cambio inundó desde Marruecos a Yemen. El poder parecía estar pasando de manos de los dictadores a unos jóvenes movilizados a través de las modernas redes sociales, smartphones en mano, cuyo deseo era un mundo más justo, más libre y próspero. Era lo que se denominó «la primavera árabe». Muy poco tiempo después, el término «primavera árabe» dio paso a la más pesimista noción de «invierno islamista».

La intervención de la OTAN en Libia que acabó con Gaddafi no sólo generó una situación caótica en ese país sino que nutrió de armamento a los terroristas de toda la región provocando una ulterior intervención militar en Mali para frenar los avances de los yihadistas; las protestas en Bahrein acabaron con la ocupación militar por parte de Arabia Saudí del pequeño país; Yemen se hundía en un conflicto intratable que volvía al país en una zona de nadie de la que se aprovechaban los grupos afiliados a Al Qaeda; Egipto avanzaba a la bancarrota bajo un presidente de Los Hermanos musulmanes; y las transiciones pacíficas dejaban de serlo y allí donde los procesos electorales acababan en elecciones libres, el islamismo arrasaba. 

El devastador terremoto, que ha puesto punto y final a todo un orden establecido en Oriente Medio, está lejos de acabar. Siria todavía hoy se desangra en una terrible guerra civil donde los yihadistas han pasado a formar el grueso de la rebelión contra el régimen de Assad. Y el violento levantamiento de la milicia radical del autoproclamado Estado Islámico (EI) amenaza gravemente a toda la región, y proyecta su sombra de terror en el mundo entero.

En esta entrevista con ZENIT, el profesor Manuel Coma, presidente del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), analiza la crisis en Oriente Medio, el terrorismo yihadista y la situación de los cristianos y otras minorías religiosas en la zona.

***

¿Cuáles son las principales causas de la inestabilidad en Oriente Medio?
— Profesor Coma: Hablamos de un fenómeno histórico confuso, donde existen una multiplicidad de causas. Hay una de carácter muy general. Es decir, el choque del mundo islámico con la modernidad occidental. No cabe duda de que se trata de un choque de civilizaciones. La modernidad llega de Occidente y representa una tremenda conmoción de sus fundamentos milenarios, del orden moral, de la vida, etc.

En segundo lugar, ese choque se produce en unas circunstancias de empobrecimiento. Aunque hay una gran diversidad entre los países que tienen poca población y tienen mucho petróleo y los países que no tienen petróleo y están superpoblados, como es el caso de Egipto. La situación de Egipto es de un tremendo dramatismo, porque hay decenas de millones de personas que ya están infralimentadas. El país tiene que producir los alimentos y la riqueza para 85 millones de personas. Se trata de un problema inmenso. Esto pasa también en otras partes. Por ejemplo en Jordania, que es un país muy pobre, o en Siria, donde la mayor parte del territorio es un desierto.

Otra dificultad se debe a que la población es jovencísima y no encuentra empleo. Incluso se da algo tan importante como que los jóvenes no pueden casarse, porque no pueden alimentar a la familia. Todo eso produce una efervescencia enorme. Y la efervescencia que proviene del lado religioso lo que les promete es la solución en el otro mundo, pero no se preocupa en absoluto de este mundo. 

A todo esto se suman una infinidad de conflictos internos. Están llenos de guerras, son muy tribales… Y eso da lugar a enfrentamientos perpetuos.

De manera que las causas de la inestabilidad son múltiples. Se trata de una región que está en ebullición continua. Te da la impresión de que pueda saltar por los aires en cualquier momento. Sería imposible decir: ‘Esta causa supone el 25 por ciento, la otra el 37 por ciento, etc’. Pero todo junto, realmente hace que no te asombres de que estén como están.

¿Qué valoración hace de la llamada ‘primavera árabe’? De algún modo, ¿ha servido para que resurjan los movimientos fundamentalistas?
— Profesor Coma: Sí. En primer lugar, la ‘primavera árabe’ es obra de minorías occidentalizadas que no se dan cuenta de su extrema debilidad. Es decir, que representan a muy poca gente. En el momento que intentan promover votaciones, resulta que son desbordados. Son ganados por los islámicos. Los vencedores atentan contra las autoridades establecidas, sean el fruto de un antiguo golpe militar (Siria, Egipto) o sean las dinastías tradicionales. Se pone todo en movimiento.

También ha surgido la amenaza de la integridad territorial de esos Estados, la mayor parte de los cuales tiene límites creados por el colonialismo europeo al final de la Segunda Guerra Mundial. Aunque no se puede decir que sean Estados naturales, con el paso del tiempo han ido creando una coherencia y una identidad nacional. Pero cuando hay minorías distintas, como es el caso de Irak, son países que tienen muchas posibilidades de fragmentarse. En este sentido, la integridad territorial está en cuestión en Irak y lo puede estar en Siria y en alguna otra parte.

En el panorama actual, ¿Cómo es la situación de las minorías, especialmente la de los cristianos? ¿Podrán sobrevivir en la región?
— Profesor Coma: Cada vez menos. La situación es cada vez peor. El hecho de que están siendo machacadas por el islam viene de muy atrás. Al fin y al cabo, el islam mantiene una cierta tolerancia con los que no son islámicos, siempre y cuando acepten una posición de subordinación. Estas personas tienen menos derechos. Están sometidas a impuestos, mientras los creyentes están exentos. Es una población que tiene una posición de segunda fila, cuando no de tercera. Muchas veces son humillados por los musulmanes, que son sus vecinos, sabiendo que no pueden defenderse.

Nos pueden contar muchas historias de convivencia, tolerancia y amistad entre gentes de distinta religión en el mundo islámico, pero cuando se exacerban las cosas todo eso salta por los aires. Y ahora, desde luego, ha saltado por los aires.

Las minorías están diminuyendo demográficamente y están huyendo hacia el este. Algunos se resisten más. Por ejemplo, la cristiandad. Es el caso de los miembros de las tres principales Iglesias cristianas de Irak, que son siríacos. Es decir, tienen como idioma ritual el arameo, que era la lengua que se hablaba en la época de Jesucristo. Estos dicen que no es sólo una cuestión religiosa. Para ellos es una cuestión de identidad como pueblo. Se consideran herederos de los asirios, del Imperio Asirio que surgió en los siglos octavo y séptimo antes de Cristo. Dicen: ‘Si nos vamos a Occidente podemos practicar nuestra religión, pero perdemos nuestra identidad como pueblo’.

Por lo tanto, las minorías están amenazadas y el futuro es muy negro. Cada vez son menos numéricamente y están más presionados.

En su
opinión, ¿es posible encontrar una solución dialogada a los distintos conflictos que están en curso en Oriente Medio? ¿Se puede dialogar con un islam radical?
— Profesor Coma: En absoluto. Esta pregunta sí que tiene una respuesta clara. Son ellos los que no quieren. Les parecería una abominación, una traición a sí mismos. Es decir, a cualquiera que intentase entrar en un dialogo, le cortarían la cabeza inmediatamente. Eso está absolutamente fuera de su horizonte. No es una cuestión nuestra. Además, no me estoy refiriendo sólo a dialogar con occidentales, cristianos o post-cristianos. El hecho de dialogar con otros musulmanes… ¡Bajo ningún concepto! Eso está fuera de todo horizonte.

¿Qué pretende el Estado Islámico?
— Profesor Coma: Es otra versión del yihadismo. Sus objetivos son dos: crear un Estado en el que la ley sea la sharia [el cuerpo de Derecho islámico]; y recrear el Califato. Es decir, unir a la Umma [comunidad de creyentes del islam].

¿Cuál puede ser la contribución del próximo Consistorio sobre Oriente Medio?
— Profesor Coma: En primer lugar, es una cuestión interna para que la propia jerarquía católica se entere con mayor precisión de lo que está sucediendo. Es muy bueno que los obispos occidentales tengan un contacto con la jerarquía de esos países, para que les puedan contar en vivo el peligro físico que corren ellos mismos. Porque han asesinado a obispos y están quemando iglesias con los fieles dentro. Es una situación que se da en Oriente Medio, pero también en países como Nigeria. Boko Haram pertenece a esa misma familia de yihadistas.

La otra cuestión es que, posiblemente, la cobertura de esa reunión por parte de los medios de comunicación internacionales pueda dar lugar a la difusión de alguna información de este tipo durante unos pocos días en Occidente. Y, por lo menos, contribuir a que se sepa un poco más. Aun así, la Iglesia no puede hacer muchas veces énfasis en lo que está pasando. Podría ser contraproducente, porque son otros los que lo pagan con su vida.

¿Qué mensaje le gustaría trasladar a nuestros lectores?
— Profesor Coma: Lo que echo terriblemente de menos, aunque no fuera nada más que por solidaridad civilizacional, reconociendo que nuestras raíces son cristianas, incluso para los que no son creyentes, es que se hable de eso. Que se hable, porque la gente en Occidente no se entera. En general, la izquierda no cristiana, y muchas veces cristófoba, en cuanto hablas de estos temas te acusan de ser islamófobo. ¡Es absolutamente terrible! Es ver como trituran a gentes con las que tienes una afinidad cultural (sino religiosa), no ya con impasibilidad sino con absoluta ignorancia… Con los ojos absolutamente cerrados.


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Iván de Vargas

Profesional de la comunicación con más de 15 años de experiencia en la información religiosa. A lo largo de su dilatada trayectoria, ha desempeñado diferentes responsabilidades: delegado diocesano de Medios de Comunicación Social de Córdoba y director de la Revista Primer Día; director de comunicación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM); redactor jefe del Semanario Alba, y responsable de comunicación de María Visión España, donde ha dirigido y presentado diferentes programas de TV. Asimismo, ha sido colaborador de diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales (Cadena Cope, Popular TV, Intereconomía TV, Radio Intereconomía, La Nación, Trámite Parlamentario y Municipal, Radio Inter, Radio María, Semanario Alfa y Omega, Avvenire, etc.). En este tiempo, ha estado especialmente vinculado a la cobertura informativa de las actividades del Papa y la Santa Sede. Actualmente es redactor de la agencia ZENIT. También es miembro fundador de Crónica Blanca y socio de la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E).

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