A pesar de las diferencias de ideas, naciones y credos, se registró signo muy fuerte de la presencia misteriosa de Dios en medio de los pobres, lo que Jesús dijo en el capítulo 25 de Mateo. Lo indicó Mons. José Raúl Vera López, O.P., Vescovo di Saltillo (Messico), quien participó en los tres días del Encuentro Mundial Movimientos Populares y que fue recibido el jueves por el papa Francisco.
El Encuentro fue organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, y se realizó del lunes 27 al miércoles 29 de octubre. Entre los participantes estuvo el presidente de Bolivia, Evo Morales, a título no de presidente sino de líder campesino.
El día principal del Encuentro fue el martes, cuando el papa Francisco recibió a los participantes en el Vaticano, en el Aula vieja del sínodo y les dirigió sus palabras.
El día del cierre del encuentro, en el Salesianum, poco antes de la declaración final, Mons. José Vera López conversó con ZENIT.
“Asumimos en este encuentro de grupos, que no necesariamente todos son cristianos o católicos. Es un grupo plural pero hay coincidencia sobre la problemática de la tierra, de la vivienda y del trabajo, porque hay un entrecruce existencial” indicó.
Añadió que el encuentro “la parte ideológica queda diluida porque ellos han aceptado el mensaje del Papa dado el martes. El tema es la vida, tener tierra soporta la vida, tener una familia soporta la vida, tener un salario soporta la vida. No hubieron fricciones, las única es que no hubo tiempo para que todos dieran su testimonio. Porque todas son personas que están trabajando”.
El obispo mexicano precisó que “el otro aspecto que nos unió mucho, es que todos nos sentimos muy responsables del futuro de la tierra y de la humanidad”.
“En realidad -consideró el obispo- creo que hubo un signo muy fuerte de la presencia misteriosa de Dios en medio de los pobres, lo que Jesús dijo en el capítulo 25 de Mateo. Él no hizo distinción: cuando ven al pobre es a mí a quien ayudan o a quien desprecian. No puso credos ni condiciones. Lo que aquí se vivió fue sumamente fraterno”.
“El aspecto cristiano -prosiguió Mons. Vera- fue muy patente, aunque probablemente entre esta gente haya personas que fueron cristianas y que no han vuelto a la fe. Pero ha sido un signo muy fuerte de la presencia del Reino entre los pobres. Es un signo del profetismo de Francisco y de que Francisco se deja guiar por el Espíritu. Me considero afortunado de haber participado y además hay una presencia de México. Yo trabajo con muchos movimientos populares. En ese sentido ha sido una bocanada de aire fresco. Todos sintieron su cercanía, el Papa le dio la mano a todos, a pesar de que venía con prisa”.
Mons. José Vera consideró que “a nosotros los obispos el Papa nos ha dejado un compromiso fuertísimo y un punto de referencia en nuestro comportamiento. Porque de ahora en adelante tenemos que ser referentes para los pobres, todos aquellos que están luchando por su tierra, por su sobrevivencia, su vivienda, por la paz, por su vida, muchos son perseguidos”.
Por su parte el obispo, vicario apostólico, Luis Infanti della Mora, Osm, conversando con ZENIT el día final del encuentro indicó: “Hemos planteado que los movimientos sociales son una voz de los pobres y en ella se ve reflejada la voz de Dios. Por lo tanto no es sólo un planteamiento político, social, humano, sino también un grito espiritual, un grito de Dios, un grito de la tierra, un grito de los hombres”.
En el vicariato apostólico en donde Mons. Infanti opera, indicó que “el problema nuestro es esencialmente el medio ambiente y la propiedad de agua, en una región de las que tienen más agua dulce del mundo.
“La respuesta de la Iglesia -añadió el obispo- es que los gozos, las esperanzas, los sueños, los sufrimientos, las ansiedades de los seres humanos, son también de la Iglesia”.
Añadió que “la fe fundamental del pueblo de Israel era que la tierra es de Dios. Y nosotros somos cuidadores, administradores de esta tierra”.
Por ello criticó el modo de operar de las empresas multinacionales “que se creen dueños como si fueran dioses y privan de sus bienes naturales a poblaciones enteras. Como Iglesia deberíamos profundizar más esa frase profética del Papa Pablo VI en Puebla cuando dijo sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social”.
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