La Conferencia Episcopal de Perú (CEP) ha enviado un mensaje a los “tres millones y medio de peruanos y peruanas que se encuentran fuera de la patria en busca de un futuro mejor para ellos mismos y para sus familias”. El mensaje firmado por Su Exc. Mon. Salvador Piñeiro García Calderón, arzobispo de Ayacucho y presidente de la CEP ha sido con motivo de las fiestas en honor del “Señor de los Milagros” que se celebran en Perú y en donde hayan comunidades peruanas.
Nos encontramos viviendo un mes que tiene especial significado para nuestro país, el mes de octubre llamado «el mes morado» por las diversas fiestas que se realizan en honor al Señor de los Milagros en nuestro territorio y en las numerosas comunidades peruanas residentes en los cinco continentes del mundo. Desde la Conferencia Episcopal Peruana, a través de la Pastoral de Movilidad Humana de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social, deseamos unirnos y acompañar las oraciones de los más de tres millones y medio de peruanos y peruanas que se encuentran fuera de nuestra patria peregrinando en busca de un mejor futuro para ellos y su familia, en palabras del Santo Padre Francisco: «que anima a tantos emigrantes y refugiados es el binomio confianza y esperanza; ellos llevan en el corazón el deseo de un futuro mejor, no sólo para ellos, sino también para sus familias y personas queridas». (Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado 2014).
Recordamos con alegría que en la Asamblea de Obispos de Enero de 2005, nuestro Cristo Moreno fue declarado por los Obispos del Perú, «Patrono de los Migrantes Peruanos, esta presencia amorosa nos siguecautivando, convocando y animando en nuestro peregrinar, al igual que el suyo en los países donde se encuentran.
El Santo Padre Francisco ha recordado en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium que «con Jesucristo siempre nace y renace la alegría», alegría que se genera en el corazón de miles de personas peruanas y extranjeras al estar frente a la presencia del Señor de los Milagros que nos llama a «renovar nuestro encuentro personal y tomar la decisión de dejarnos encontrar por Él». Son numerosos los testimonios de conversión que genera el estar acompañando al Señor en su caminar, inclusive fuera de nuestra patria, la imagen del Señor de los Milagros recorre miles de calles, avenidas, plazas, se ha convertido en una «imagen sin fronteras’, acompañando el peregrinar de los migrantes.
Siguiendo las indicaciones del Papa Francisco, «no podemos hacernos los distraídos», hay diversas situaciones injustas que reclaman nuestra atención y cuidado: «Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad donde estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos aporte beneficios tangibles e inmediatos: los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados … mujeres que sufren maltrato, exclusión y violencia etc. Frente a estas situaciones contrarias a la voluntad de Dios, sus Pastores, ante la imagen del Señor de los Milagros, pedimos para que los gobernantes y cada uno de nosotros seamos sensibles y actuemos de manera concreta.
El Papa en su Mensaje para la 100 Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado 2014, ha propuesto como tema: «Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor»; recordándonos que: no se puede reducir el desarrollo al mero crecimiento económico, obtenido con frecuencia sin tener en cuenta a las personas más débiles e indefensas. El mundo sólo puede mejorar si la atención primaria está dirigida a la persona, si la promoción de la persona es integral, en todas sus dimensiones, incluida la espirffual; si no se abandona a nadie, comprendidos los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados, los forasteros; si somos capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida».
Por medio de este mensaje, queridos hermanos y hermanas en el exterior, nosotros los obispos del Perú, en unión con sus familias, deseamos reiterarles nuestro recuerdo y afecto desde la Conferencia Episcopal Peruana y recordarles que, a ¡pesar de estar fuera, son parte de nuestra Patria, que ninguno debe sentirse excluido de nuestra historia ni del afecto maternal de la Iglesia que les ama y siempre los tiene presentes.
Renovando nuestro compromiso de continuar unidos en la oración con cada uno de ustedes, reiteramos nuestro saludo en nombre de la Iglesia del Perú y que el Señor sea la fuente de su fe y alegría.