El Papa: "Frente a la globalización de la indiferencia, globalización de la solidaridad"

Los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos de los Focolares visitan al Santo Padre al finalizar su encuentro

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El santo padre Francisco ha recibido en audiencia a los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos del Movimiento de los Focolares. El encuentro ha tratado el tema «La Eucaristía, misterio de comunión» y se ha celebrado en Grottaferrata del 3 al 6 de noviembre.

Francisco ha afirmado en su discurso que este encuentro anual en el que se reúnen personas de distintos países, iglesias y comunidades eclesiales «es una expresión, un fruto de lo que produce el amor a la Palabra de Dios y la voluntad de conformar la existencia al Evangelio». Asimismo ha indicado que «estas actitudes suscitadas y acompañadas por la gracia del Espíritu Santo hacen germinar muchas iniciativas, hacen florecer amistades sólidas y momentos fuertes de fraternidad y de compartir».

Por eso, Francisco les ha invitado a «hacer tesoro» de esta experiencia rica y a proseguir con valentía, siempre atentos a los signos de los tiempos y pidiendo al Señor el don de la escucha recíproca y la docilidad a su voluntad. De este modo, el Santo Padre se ha detenido en su discurso en un aspecto en particular: «la aguda conciencia del valor, en nuestro mundo turbulento, de un claro testimonio de unidad entre los cristianos y de una declaración explícita de estima, de respeto, y más precisamente, de fraternidad entre nosotros». Esta fraternidad -ha afirmado- es un signo luminoso y atractivo de nuestra fe en Cristo resucitado.

A propósito, el Papa ha observado que si pretendemos responder, como cristianos, a las muchas problemáticas y dramas de nuestro tiempo, «es necesario hablar y actuar como hermanos, y de tal forma que todos lo puedan reconocer fácilmente».

Según ha afirmado el Pontífice, este es un modo -quizá para nosotros el primero- de responder a la globalización de la indiferencia con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que entre los bautizados deberá resplandecer de forma aún más nítida.

De este modo, ha enumerado una serie de realidades que interpelan «nuestra conciencia de cristianos y de pastores»: la falta de libertad para manifestar públicamente la religión y de vivir abiertamente según las exigencias de la ética cristiana en algunos países, las persecuciones de los cristianos y de otras minorías, el triste fenómeno del terrorismo, el drama de los prófugos causado por las guerras y otras razones, los desafíos del fundamentalismo o el secularismo exagerado.

El Pontífice ha observado que estos desafíos son un llamamiento a buscar con compromiso renovado, con constancia y paciencia, «los caminos que conducen hacia la unidad» y «para que nosotros los primeros podamos ser colmados de confianza y de valentía». Y entre estos caminos, el Santo Padre ha señalado uno que es un camino maestro, «la Eucaristía como misterio de comunión».

Asimismo, el Santo Padre ha querido recordar que el apóstol Pablo, desde su primera Carta a los Corintios, indica claramente la Cena del Señor como momento central en la vida de la comunidad, «momento de la verdad».

«Allí se verifica en la máxima medida el encuentro entre la gracia de Cristo y nuestra responsabilidad. Allí, en la Eucaristía, nosotros sentimos claramente que la unidad es don, y que el mismo tiempo es responsabilidad, responsabilidad grave», ha explicado.

Por eso, al finalizar, el Papa ha deseado que el congreso «traiga frutos abundantes de crecimiento en la comunión y en el testimonio de la fraternidad». De este modo, ha concluido el discurso con su tradicional pedido de que recen por él.

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Staff Reporter

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