Una consulta sobre la independencia de Cataluña se realizó este domingo. De un electorado de casi seis millones de votantes, participaron poco menos de dos millones, incluidos los jóvenes y los residentes en el extranjero. La edad para los electores fue bajada a dos años antes de la mayoría de edad, por tanto a los 16 años.
Se vota sólo con el carnet de identidad, no caducado en el que figure un domicilio en Cataluña. Sin la garantía dada por un censo, sin contrastar, los carnets han sido comprobados por voluntarios. La oposición ha calificado la jornada de "farsa" y ha llamado a tender puentes de diálogo a partir de mañana.
No obstante una jornada que, como ha dicho la vicepresidenta del gobierno catalán, Joana Ortega, "está discurriendo con absoluta normalidad, sin que se hayan registrado incidencias remarcables", es digna de mención. Las plazas y calles del centro de Barcelona apenas hacían referencia a la jornada y estaban privadas de banderas de cualquier tipo. Sólo en los barrios se ven algunas banderas cuatribarradas y esteladas, según el gusto, y cada noche, a las 22 horas, los catalanes hacen una cacerolada para reinvindicar su "derecho a decidir".
Ni la Iglesia local ni la Conferencia Episcopal se han pronunciado sobre el proceso. Hoy, sin embargo, un monasterio tan ligado a la cultura e historia catalana como el de Poblet, ha dicho una palabra para remarcar su absoluta neutralidad, frente a otros grupos que piden a la Iglesia que apoye este proceso independentista. "El Monasterio de Poblet es una comunidad abierta al diálogo y firmemente neutral ante el proceso soberanista", afirma la comunidad cisterciense, en un comunicado. El monasterio, situado en la localidad tarraconense de Vimbodí añade que "como comunidad de monjes que es, se ha mantenido firmemente neutral ante el proceso soberanista, porque cree que su misión es fundamentalmente religiosa y con vocación de acoger a todo el mundo que se acerque al monasterio, independientemente de su creencia o, más sencillamente, manera de pensar".
Los residentes en Cataluña mayores de 16 años, y los nacidos en Cataluña que viven en el extranjero, tenían que responder a una doble pregunta, que acordaron en diciembre el gobierno y algunos partidos independentistas: CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado?"--con dos opciones, sí y no-- y quienes voten sí responderán a otra pregunta: "¿Quiere que este Estado sea independiente?"
En total, el dispositivo ha contado con 1.317 puntos de votación que suman 6.695 mesas: hay puntos en todos los municipios catalanes --en total hay 947-- salvo en seis. En estos casos sus vecinos han debido desplazarse a otra localidad para poder votar.
En los meses previos al 9N, cada uno de los obispos catalanes expresaron su postura en torno a la "consulta".
Por su parte, el gobierno nacional de España ha desautorizado esta consulta y su anterior intento de referéndum por distintas vías, utilizando tanto a la Fiscalía como a los órganos judiciales nacionales. Hay además tres denuncias de organizaciones contra el presidente de Cataluña, Artur Mas, contra la consejera de educación Irene Rigau, y el consejero de Interior, Ramon Espadales, por usar locales educativos y otros de titularidad pública en esta consulta, y el empleo de fondos públicos --se habla de 9 millones de euros-- en una consulta ilegal.
Aunque el presidente Mas ha evitado aparecer hoy en los medios, ante la denuncia de la Fiscalía, ha dicho ayer que el único responsable es él y no los 40.930 voluntarios (se habían pedido cien mil).
La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, visitó en septiembre El Vaticano, para reiterar la invitación al Papa a que visite España el próximo año, en el V Centenario de Santa Teresa. Según declaró ella misma en Roma, también trató con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, sobre la situación económica y social de España y “la necesidad de una Europa unida y fuerte”.