Movimientos eclesiales y nuevas comunidades procedentes de todo el mundo se darán cita la semana que viene, del 20 al 22 de noviembre, en Roma, en el Tercer Congreso Mundial promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos. En esta ocasión, los 300 participantes pertenecientes de 100 realidades eclesiales diferentes, reflexionarán sobre «La alegría del Evangelio: una alegría misionera…»
Un Congreso organizado por el dicasterio ‘con’ los movimientos, no ‘para’ los movimientos, ha precisado el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, durante la rueda de prensa de presentación esta mañana en la Sala de Prensa del Vaticano.
El purpurado ha observado que «es realmente grande la variedad y la riqueza de los nuevos carismas que el Espíritu Santo da a la Iglesia de nuestro tiempo, de los cuales nacen tantos movimientos eclesiales y nuevas comunidades, que proponen itinerarios pedagógicos de iniciación cristiana de impresionante eficacia, capaz de cambiar la vida de las personas y de despertar en ellos un extraordinario impulso evangelizador». Asimismo ha indicado que el magisterio pontificio ha visto en este fenómeno una «corriente de gracia». Juan Pablo II dijo que era «motivo de esperanza para la Iglesia y para los hombres». Benedicto XVI afirmó que vio en ellos «formas fuertes de vivir la fe». Y ahora el papa Francisco «se coloca en perfecta continuidad con sus predecesores respecto al rol de estas nuevas realidades en la vida de la Iglesia». Tal y como ha recordado el cardenal, en estos meses de pontificado, Francisco ha recibido a varios movimientos eclesiales y nuevas comunidades y en todas estas ocasiones «no ha faltado su paterna preocupación en lo relacionado con ellos, ofreciendo preciosos consejos prácticos con el fin de promover y favorecer el crecimiento de su espíritu misionero».
Este será el tercer Congreso mundial que reúne en Roma a miembros de las distintas realidades eclesiásticas. El primer encuentro fue en 1998 y participaron representantes del 50 movimientos. Años más tarde, en 2006, representantes de ya 100 movimientos se volvieron a encontrar en Roma. En ambos encuentros, los participantes acudieron a la plaza de San Pedro para ser recibidos por el Santo Padre. A propósito, el cardenal ha recordado que el papa Francisco ya ha recibido a miembros de movimientos eclesiales y nuevas comunidades, y lo hizo en Pentecostés del 2013, con ocasión de la celebración del Año de la Fe.
Monseñor Josef Clemens, secretario del dicasterio, ha sido el encargado de presentar a los periodistas el programa del Congreso. De este modo, ha indicado que la línea guía del encuentro se podría describir como una respuesta a la invitación del Papa a la transformación misionera de la Iglesia. Por eso, las tres jornadas del Congreso pretenden «explicitar el fundamento, las varias dimensiones y algunos aspectos del compromiso misionero». Además, ha precisado que, «los relatores son laicos y eclesiásticos, hombres y mujeres que proceden de varias partes del mundo y a sus relaciones seguirá siempre una espacio amplio para preguntar e intervenciones de los participantes». Finalmente ha subrayado que «las palabras del Santo Padre en la audiencia del sábado por la mañana darán una dirección ulterior y ánimo al cumplimiento del mandato misionero por parte de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades».
Para aportar la visión concreta de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades han estado presentes Maria Voce, presidenta del movimiento de los Focolares, y Jean-Luc Moens, responsable para las relaciones internacionales de la Comunidad de Emmanuel.
Maria Voce ha observado que este Congreso ha sido convocado en un momento propicio por varios motivos: nos encontramos en el 50ª aniversario del Concilio Vaticano II, el estímulo de Pablo VI, y las preguntas del papa Francisco que nos interpelan a la radicalidad, la apertura y a lo concreto. Asimismo, ha precisado que el Congreso se coloca en una historia común y fecunda, «que ha visto a los Movimientos nacer, desarrollarse y dar la propia contribución a la Iglesia y a la humanidad, según el carisma específico del que cada uno era portador».
Por su parte, Jean-Luc Moens, ha explicado que para la Comunidad Emmanuel participar en este Congreso es una gracia a tres niveles. En primer lugar porque el tema del Congreso retoma el pensamiento constante de su comunidad sobre «¿cómo responder hoy a la llamada del Señor de anunciar el Evangelio a nuestros contemporáneos?» Una segunda razón –ha precisado– es poder manifestar este compromiso suyo al Santo Padre. Y por último, poder hacer una experiencia de comunión. «Para nosotros es muy interesante descubrir cómo el Espíritu Santo trabaja en los otros. El Congreso será una ocasión única para hacer este descubrimiento recíproco, para escucharnos, conocernos mejor, compartir e intercambiar las respectivas experiencias, aprender los unos de los otros, crear vínculos», ha explicado el señor Moens.
Respondiendo a una pregunta realizada por un periodista sobre la relación de los movimientos eclesiales con los fieles de parroquia que no pertenecen a ninguna realidad concreta, el cardenal Rylko ha asegurado que estas realidades son «una provocación saludable», «un despertador» para ayudar a vivir de forma más gloriosa y alegre la fe.