Francisco y Bartolomé rezan juntos por la unidad de las iglesias

El Santo Padre, en la iglesia patriarcal de San Jorge en Estambul, le pide al patriarca que le bendiga a él y a la Iglesia de Roma

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El papa Francisco ha pedido al patriarca un favor: bendecirle a él y a la Iglesia de Roma. Acto seguido, Francisco se ha acercado a Bartolomé y se ha inclinado ante él. Una imagen que probablemente sea de las más recordadas de este viaje apostólico a Turquía. Ha sucedido esta tarde, en la visita que el Papa ha realizado al Fanar, sede del Patriarcado Ecuménico en Estambul, para la oración ecuménica y un encuentro privado con el patriarca Bartolomé I.

Francisco y Bartolomé I, sucesores de Pedro y Andrés, han entrado juntos en la Iglesia patriarcal de San Jorge, acogidos por los cantos de ingreso. Después de una oración por el Papa, por el Patriarca y por la unidad de las santas iglesias de Dios, ambos han recitado juntos el Padre Nuestro en latín antes de impartir la bendición. El Santo Padre lo ha hecho en latín y el patriarca en griego.

A continuación ha hablado el patriarca, que en su discurso ha observado que la visita de Francisco constituye una continuación a las visitas de sus precedesores Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, «testimoniando vuestra voluntad como también la de la Santísima Iglesia de Roma, de continuar el firme camino fraternal con nuestra Iglesia Ortodoxa». Asimismo, ha pedido encontrar «nuevamente la plena comunión entre nuestras Iglesias», cumpliendo así la voluntad Dios «en tiempos cruciales para la humanidad y el mundo».

Francisco, por su parte, ha comenzado su discurso haciendo alusión al atardecer, que trae siempre un doble sentimiento, «el de gratitud por el día vivido y el de la ansiada confianza ante el caer de la noche». Esta tarde  –ha afirmado– mi corazón está colmado de gratitud a Dios, «que me ha concedido estar aquí para rezar junto con Vuestra Santidad y con esta Iglesia hermana, al término de una intensa jornada de visita apostólica». Al mismo tiempo, el Papa ha indicado que su corazón está a la espera del día que litúrgicamente hemos comenzado: la fiesta de San Andrés Apóstol, que es el Patrono de esta Iglesia.

Por otro lado, el Papa ha expresado su gratitud al patriarca por su acogida fraterna, a la vez que ha observado que «siento que nuestra alegría es más grande porque la fuente está más allá», «no en nosotros», «nuestro compromiso» o «nuestros esfuerzos»  –que también deben hacerse– «sino en la común confianza en la fidelidad de Dios». La Iglesia, lugar donde está «esa paz y esa alegría que el mundo no puede dar, pero que el Señor Jesús ha prometido a sus discípulos, y se la ha entregado como Resucitado, en el poder del Espíritu Santo».

Tal y como ha recordado el Pontífice durante su breve discurso, «Andrés y Pedro han escuchado esta promesa, han recibido este don». Eran hermanos de sangre, –ha proseguido– pero el encuentro con Cristo los ha transformado en hermanos en la fe y en la caridad. Y ha añadido Francisco «hermanos en la esperanza». De este modo, el Santo Padre ha hecho alusión a la gracia y la responsabilidad de poder ser hermanos en la esperanza del Señor Resucitado, poder caminar juntos en esta esperanza. Finalmente ha recordado que «esta esperanza común no defrauda, porque no se funda en nosotros y nuestras pobres fuerzas, sino en la fidelidad de Dios». En este momento es cuando se ha producido la petición del Santo Padre al patriarca de bendecirle por él y a la iglesia de Roma.

Una vez concluida la oración, ha tenido lugar el encuentro privado, donde se ha procedido al tradicional intercambio de regalos y la presentación de las delegaciones.

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Staff Reporter

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