El gobierno nacional iraquí y el regional del Kurdistan deben “destinar los fondos necesarios para sostener a las familias que el Daesh [acrónimo árabe con el que se hace referencia a los yihadistas del Estado Islámico] ha expulsado da sus casas”. Además, todas las “fuerzas nacionales e internacionales” deben “unir sus esfuerzos para liberar lo antes posible los territorios ocupados y poner en marcha las disposiciones necesarias para proteger a los cristianos y a los demás iraquíes, para que puedan volver a sus casas y vivir seguros y con dignidad”. Este es el llamamiento que ha dirigido el Sínodo extraordinario de los obispos caldeos, convocado este sábado por el patriarca Louis Raphael I en la sede patriarcal de Baghdad, a las administraciones locales y a la comunidad internacional con motivo de la emergencia humanitaria que aflige a las poblaciones de los territorios conquistados por las milicias fundamentalistas.
Durante los trabajos, el Sínodo caldeo también ha confirmado su apoyo al proyecto para la creación de una “Liga caldea”, que desde hace tiempo promovía el Patriarca y hasta ahora estaba pendiente por las dificultades y emergencias que marcan la vida de la Iglesia en Irak.
Para los prelados, la Liga caldea debe tener el perfil de una organización civil que se configure como una entidad moral autónoma, como una herramienta para abordar los problemas políticos y sociales que afectan al futuro de las comunidades caldeas, ha informado la agencia FIDES.
Los dos obispos auxiliares de Bagdad, Mons. Shlemoun Warduni y Mons. Basilius Yaldo (que ha recibido la ordenación episcopal el pasado viernes, 6 de febrero), han sido encargados por el Sínodo para preparar la conferencia de fundación de la Liga.
Con respecto a las decenas de miles de cristianos obligados a huir de la llanura de Nínive antes de la ofensiva de los radicales del autoproclamado Estado Islámico (ISIS, por su siglas en inglés) y ahora refugiados en el Kurdistán iraquí, el Sínodo ha reafirmado que la Iglesia caldea “permanecerá al lado de nuestro pueblo sufriente”, utilizando todos los recursos disponibles para “servir, levantar el espíritu y sembrar esperanza en los corazones”.
Además, a cien años del “Holocausto asirio” –expresión que indica las deportaciones y masacres perpetradas en 1915 por los Jóvenes Turcos contra las poblaciones cristianas asirias, sirias y caldeas– el Sínodo caldeo ha establecido que los mártires serán conmemorados cada año el viernes después de Pascua, en lo que de ahora en adelante será conocido como el “viernes de los mártires y de los confesores de la fe”.