Este martes ha tenido lugar en Roma, en la sala de congresos de la Comunidad de Sant’Egidio, un congreso que ha reunido durante todo el día a representantes de la Iglesia católica y de las instituciones chiítas. Los asistentes han abordado el tema de la «responsabilidad de los creyentes en un mundo global y plural» y del diálogo para construir la paz en un momento histórico marcado por numerosas crisis y conflictos en el panorama internacional.
Interrogado por ZENIT, el profesor Riccardi dijo: “Creo que tenemos que descubrirnos entre mundos diversos, hoy en día o está la amistad o el conflicto, la ignorancia no es más posible”.
De hecho durante sus palabras finales de la conferencia indicó que “un líder religioso que predica la violencia no es ni líder ni religioso”.
Añadió que “las religiones que no saben enfrentar la globalización están destinadas a la irrelevancia o al fanatismo”, porque hoy es necesario estar en la comunicación global. Y que con la globalización el mundo no ha vuelto ecuménico, de paz o de justicia, de hecho es casi sin confines pero con violencia.
¿Qué es un católico para un chiíta, quien es un chiíta para un católico? Interrogó Riccardi, y contó que en el congreso una periodista preguntó por qué este encuentro con los chiítas, ¿acaso hay inmigrantes chiítas aquí? Porque no entendió que con la globalización “o es conflicto o es amistad”.
El fundador de la Comunidad de San Egidio añadió que un “hombre global tiene que ser más religioso, más creyente que el de la Edad Media o el campesino” porque nuestra sociedad global tiene una gran necesidad de la religión y de valores espirituales.
“El diálogo hace –prosiguió Riccardi– la ecología del mundo. ¿Para qué sirve el diálogo Entonces podríamos preguntarnos para qué sirve la oración. Se siembra hoy y se recoge en cinco, diez o más años”. “Querría que este diálogo entre católicos y chiítas –concluyó– siguiera en modo oportuno. Hoy es un primer encuentro. El encuentro no nos deja nunca igual y nos mejora siempre”.
Por su parte el imán Jawad Al-Khoei, recordó que estuvieron presentes en el congreso los ulemas de diversas áreas geográficas, quienes han propuesto ideas muy importantes que reflejan el pensamiento de los chiítas, y todos ellos con gran influencia en la sociedad. Citó las palabras del cardenal Jean Louis Taurán que dijo ‘querer imponerse al otro no va’. El imán aseveró que no quieren que se imponga una constricción en la lectura de la religión, esto es ignorancia. Los líderes religiosos son acusados de ser la causa de la constricción, del terrorismo, cuando en cambio ellos tienen que ser parte de la solución, nosotros tenemos que dar la esperanza, el optimismo, para hacer entender que el problema no está en la religión sino en la ignorancia de la misma, explicó. Consideró también que no hay que exigir un Estado religioso.
“Hay tantas comunes entre chiítas y católicos –concluyó– como el rol de la razón, la espiritualidad y la moral. Hemos en este congreso subrayado la importancia la dignidad humana, y hemos hecho un llamado sobre la importancia de tutelar los valores y principios morales en todos los niveles”.
El congreso ha sido organizado conjuntamente por la Comunidad de Sant’Egidio y por la Imam al-Khoei Foundation, fundación internacional asociada a la máxima autoridad religiosa del islam chiíta iraquí, el gran ayatolá Alí Sistani.
En el encuentro han participado unos diez dignatarios religiosos de primer orden provenientes de Irán, Irak, el Líbano, Arabia Saudita, Bahréin y Kuwait. Junto a ellos, también eminentes autoridades católicas como el cardenal Marx, presidente de la comisión de las conferencias episcopales de la Comunidad europea, el cardenal Touran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo interreligioso y monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la familia. Junto a otros representantes católicos de relieve, han abordado los temas de la relación entre Estado y religión, el papel de los creyentes en la sociedad actual y las perspectivas de diálogo y colaboración para el futuro.
