El santo padre Francisco ha destacado el papel de la Iglesia en la reconciliación del Congo tras la grave crisis de los años 90. En el discurso que ha entregado a los obispos de la Conferencia Episcopal de este país al finalizar su visita ad limina, el Papa subraya también la vitalidad de la Iglesia católica en esta nación y la entrega de los pastores a la obra de evangelización. Además, Francisco exhorta a los obispos a que como pastores, sigan asegurando que el ministerio social “se realiza cada vez más en el espíritu del Evangelio y se perciba cada vez mejor como una obra de evangelización, y no como la acción de una organización no gubernamental”.
Por otro lado, observa que en algunos sectores de la sociedad, las heridas causadas por la grave crisis que afectó al Congo a finales de 1990 han dejado profundas cicatrices que pueden no estar todavía completamente curadas. Por eso, Francisco afirma que en este ámbito en particular, la Iglesia recibió la misión de reconciliar los corazones, acercar las comunidades divididas y construir una nueva fraternidad arraigada en el perdón y la solidaridad.
El Pontífice elogia la labor de la Conferencia Episcopal en lo que respecta a la misión de los laicos en la Iglesia y la sociedad, y recuerda la importancia de su formación y su acompañamiento para dar testimonio cristiano en los sectores que realizan su apostolado específico. Porque asegura Francisco, “la pastoral de la familia es parte integrante de este acompañamiento. La reticencia de los fieles al matrimonio cristiano revela la necesidad de una profunda evangelización, que implica no solo la inculturación de la fe, sino también la evangelización de las tradiciones y de la cultura local”.
Por eso, recuerda que en estos sectores, como en muchos otros, “los sacerdotes son los primeros colaboradores de los obispos y en consecuencia, sus condiciones de vida y su santificación deben ser el centro de sus preocupaciones”. Además, Francisco observa que “las inmensas necesidades pastorales de la propia Iglesia local requieren un discernimiento riguroso, para que el pueblo de Dios puede contar con pastores entregados que edifiquen a los fieles a través de su testimonio de vida, sobre todo en relación con el celibato y el espíritu de pobreza evangélica”.
Al respecto, el Papa tiene presente las grandes dificultades debido a la carencia de recursos materiales y financieros disponibles en algunas diócesis. Me doy cuenta –asegura– de la gran repercusión de los problemas e inquietudes relacionados con esta situación en el corazón de un pastor. Por lo tanto, el Pontífice anima a los prelados a que sus diócesis “se encaminen con decisión por la senda de la autonomía, la toma de control gradual y la solidaridad entre las Iglesias particulares en vuestro país, siguiendo la tradición que se remonta a las primeras comunidades cristianas”. A propósito, Francisco les ha pedido estar atentos a que las ayudas económicas a sus Iglesias particulares para apoyar su misión específica, “no limiten vuestra libertad de pastores u obstaculicen la libertad de la Iglesia, que siempre debe tener las manos libres para anunciar el Evangelio con credibilidad”. En cuanto a la ayuda mutua y la solidaridad entre las Iglesias locales, el Papa indica que “ésta también debe reflejarse en la promoción del espíritu misionero ante todo dentro de África”.
Finalmente, observa que la evangelización en profundidad es otro gran reto para los obispos ya que requiere una “especial atención a las condiciones concretas de vida de las poblaciones, es decir, en última instancia, a la promoción de la persona humana”. El compromiso de la Iglesia Católica en el Congo es importante –afirma el Papa– ya sea en los campos de la educación, la salud, la asistencia a diversas categorías de personas necesitadas, incluyendo a los refugiados de los países vecinos.
(RLG) (HSM)