“El deporte es un camino educativo”. Así lo ha recordado una vez más, el santo padre Francisco en su discurso a los miembros de la Federación Italiana de Tenis, a quienes ha recibido esta mañana en el Aula Pablo VI. De este modo, ha afirmado a los presentes que hay tres pilares fundamentales para los niños y los jóvenes: la educación escolar y familiar, el deporte, y el trabajo. “Cuando están estos tres, escuela, deporte y trabajo, entonces existen las condiciones para desarrollar una vida plena y auténtica, evitando así esas dependencias que envenenan y arruinan la existencia.
Asimismo, Francisco ha observado que la Iglesia se interesa por el deporte porque en su corazón está el hombre, todo el hombre, y reconoce que la actividad deportiva incide sobre la formación de la persona, sobre las realizaciones, sobre la espiritualidad. A los atletas presentes les ha asegurando que tienen una misión que cumplir: “Poder ser, para quienes les admiran, modelos válidos para imitar”. Y también a los dirigentes, entrenadores y operadores deportivos, les ha dicho que están llamados a dar buen testimonio de valores humanos, maestros de una práctica deportiva que sea siempre leal y limpia.
Por otro lado, Francisco ha reconocido que el tenis es un deporte muy competitivo, pero “la presión por querer conseguir resultados significativos no debe empujar nunca a tomar atajos como sucede en el caso del dopaje”. Por eso, el Pontífice ha exclamado: «¡Qué fea y estéril esa victoria que se obtiene haciendo trampas y engañando a los otros”.
Finalmente, ha exhortado a cada uno de los presentes a ponerse en juego “no solo en el deporte” sino “en la vida, en la búsqueda del bien, del verdadero bien, sin miedo, con valentía y entusiasmo”. Les ha aconsejado ponerse en juego con los otros y con Dios, dando lo mejor de uno mismo, empleando la vida por lo que de verdad vale y dura para siempre. “Hay que poner los talentos al servicio del encuentro entre las personas, de la amistad, de la inclusión”, concluyó el Pontífice.