El santo padre Francisco ha recibido este lunes a los obispos de la Conferencia Episcopal de Togo, que se encuentran en Roma por la visita ad Limina. En el discurso que les ha entregado el Papa subraya el ejemplo de la familia en África y la atención a la formación de los sacerdotes y consagradas en un país donde las comunidades religiosas y la coexistencia con las otras religiones no presenta problemas.
Con la mirada fija en el próximo Sínodo de los Obispos, el Santo Padre habla en el discurso de la necesidad de que los aspectos positivos de las familias africanas se den a conocer y se comprendan. En particular, Francisco precisa que “la familia africana acoge la vida, respeta y tiene en cuenta a los ancianos. Este patrimonio se debe preservar y tiene que servir como ejemplo y estímulo para los demás. El sacramento del matrimonio es una realidad pastoral bien aceptada en el país, aunque todavía existen barreras de orden cultural y jurídico, que impiden que algunas parejas cumplan el deseo de fundar su vida matrimonial en la fe en Cristo”. Por eso, el Papa les anima a perseverar en sus esfuerzos para apoyar a las familias en sus dificultades y a preparar a las parejas a los compromisos, exigentes pero magníficos, del matrimonio cristiano.
Al respecto, el Santo Padre también advierte que Togo “no está a salvo de los ataques ideológicos y mediáticos que hoy se propagan por todas partes y presentan modelos de unión y de familias incompatibles con la fe cristiana”.
Asimismo, explica que una de las claves que permite responder a los desafíos que enfrentan sus omunidades y sociedades es sin duda la formación de la juventud. “La Iglesia-Familia de Dios en Togo ha decidido estar cerca de los niños y jóvenes que reciben una buena formación, humana y religiosa, a través de numerosos proyectos e iniciativas”, asegura el Papa. Además, recuerda que es crucial que los jóvenes aprendan a vivir su fe con coherencia, “para testimoniarla con autenticidad, y contribuir a una sociedad más justa y solidaria”.
Por otro lado, el Pontífice señala que “los religiosos y religiosas tienen un papel insustituible en la proclamación y la transmisión de la fe en Togo”. Por esta razón, invita a los obispos a mostrar siempre su preocupación paterna con los diversos Institutos. Sus efectivos crecen rápidamente –observa el Papa– y es conveniente que su desarrollo se acompañe debidamente y se preste atención a la formación de los más jóvenes, en particular para evitar amalgamas en el ámbito de la fe y la inculturación.
A propósito de las vocaciones, Francisco reconoce que son numerosas en Togo y que los seminaristas cuentan con una buena formación en los seminarios “que debería ayudarles después a luchar contra la ambición, el arribismo, los celos, la mundanidad, la seducción del dinero y los bienes de este mundo, en un celibato sincero y vivido con alegría”. Pero también les recomienda atención especial al cuidado espiritual y pastoral de los jóvenes sacerdotes y prestar atención a lo que experimentan.
En el discurso, Francisco también reconoce que en los últimos años la sociedad togolesa ha progresado significativamente en el campo político y social y que “la Iglesia católica ha contribuido ampliamente a ello, no sólo por sus obras de evangelización y promoción humana, sino también a través de su compromiso con la justicia y la reconciliación”. Por eso, el Papa les agradece sus esfuerzos en este ámbito y les anima a seguir garantizando que la Iglesia ocupe el lugar que le corresponde en el proceso de reformas institucionales.
Sin embargo, el Santo Padre advierte que siempre es necesario prestar atención a no entrar directamente en el debate o las disputas políticas, preocupándose, en cambio, de formar, animar y apoyar a los laicos en éste que es su papel, para que sean capaces de dedicarse en el más alto nivel, al servicio de la nación y sean capaces de asumirse sus responsabilidades.
En materia de diálogo interreligioso, el Obispo de Roma señala que siempre hay que favorecer, y tal vez desarrollar aún más, “la cultura del diálogo y del encuentro, dado que existe una coexistencia pacífica, especialmente con el Islam, coexistencia que debe mantenerse dado el contexto actual en África occidental”. Al respecto, Francisco indica que “el diálogo interreligioso es una condición necesaria para la paz en el mundo, y por lo tanto, un deber para los cristianos, como para las otras comunidades religiosas”. Y así, finaliza su discurso afirmando que es particularmente necesario que los sacerdotes jóvenes reciben una educación sólida en este sentido.