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Francisco: 'La desunión es una herida en el cuerpo de la Iglesia'

El Santo Padre envía un vídeo mensaje a la diócesis de Phoenix y advierte que hoy estamos asistiendo a un «ecumenismo de la sangre»

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«La desunión es una herida en el cuerpo de la Iglesia de Cristo. Y nosotros no queremos que esa herida permanezca. La desunión es obra del padre de la mentira, del padre de la discordia, que siempre busca que los hermanos estén divididos». Así lo recuerda el papa Francisco en un vídeo mensaje enviado en ocasión de la jornada del diálogo y la oración organizada el sábado 23 de mayo por la diócesis de Phoenix (Estados Unidos) y en colaboración con un grupo de pastores evangélicos de orientación pentecostal.                  El Papa manifiesta su unidad con ellos espiritualmente durante esta jornada en la que están “buscando juntos, pidiendo juntos la gracia de la unidad”. La unidad –prosigue– que está germinando en nosotros, la unidad que comienza sellada por un solo Bautismo y que todos tenemos. La unidad que vamos buscando juntos en el camino. La unidad espiritual de la oración, los unos por los otros. La unidad del trabajo conjunto en la ayuda de los hermanos, de los que creen en la soberanía de Cristo.

Francisco invita a pedir para que el Padre envíe el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo, y nos de la gracia de que todos sean uno, “para que el mundo crea”. A continuación explica algo que considera “que puede ser una insensatez, o quizás una herejía, no sé”. De este modo, el Santo Padre asegura que “hay alguien que ‘sabe’ que, pese a las diferencias, somos uno. Y es él que nos persigue. El que persigue hoy día a los cristianos, el que nos unge con el martirio, sabe que los cristianos son discípulos de Cristo: ¡que son uno, que son hermanos!” No le interesa –añade– si son evangélicos, ortodoxos, luteranos, católicos, apostólicos…¡no le interesa! Son cristianos.

Asimismo recuerda que esta sangre se junta. “Hoy estamos viviendo, queridos hermanos, el ecumenismo de la sangre”, observa el Papa. Y esto, según el Papa, “nos tiene que animar a hacer lo que estamos haciendo hoy: orar, hablar entre nosotros, acortar distancias, hermanarnos cada vez más”.

Por otro lado, el Pontífice reconoce que la unidad no la van a hacer los teólogos, “los teólogos nos ayudan, la ciencia de los teólogos nos va a ayudar, pero si esperamos que los teólogos se pongan de acuerdo, la unidad recién se va a lograr al día siguiente del día del Juicio Final”. La unidad –subraya– la hace el Espíritu Santo.

Finalmente, el Papa renueva su unión con los destinatarios del mensaje “en esta jornada de oración, de amistad, de cercanía, de reflexión”.  Y concluye “con la certeza de que tenemos un solo Señor: Jesús es el Señor. Con la certeza de que este Señor está vivo: Jesús vive, vive el Señor en cada uno de nosotros. Con la certeza de que nos ha enviado el Espíritu que prometió para que realizara esa “armonía” entre todos sus discípulos”.

        

 

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ZENIT Staff

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