El santo padre Francisco ha recibido este viernes por la tarde en la residencia Domus Santa Marta, a un grupo de niños gravemente enfermos, acompañados por sus papás y por algunos voluntarios de la asociación UNITALSI.
Son niños que participan junto a sus seres queridos en las peregrinaciones que se organizan a los santuarios de Lourdes y Loreto, y en particular que viajarán en ‘El Tren de la Alegría’, que les lleva a Loreto. Los veinte niños, tenían entre 7 y 14 años, pero había algunos también de 2 o 3 años. Lo informó un despacho de la Oficina de prensa de la Santa Sede, precisando que el Papa saludó con cariño a cada uno de ellos.
El Pontífice habló a los allí presentes del misterio del sufrimiento de los niños. “No hay explicaciones: es un misterio… Pienso a la Virgen cuando le han dado el cuerpo muerto de su hijo, herido, sangrando… La Virgen lo ha acariciado. También la Virgen no entendía”, dijo.
El Santo Padre invitó a los papás a no temer de pedir, al Señor. Y a “sentir su mirada sobre nosotros, la mirada de ternura del Padre que dice: también mi hijo ha sufrido…”. El Papa expresó su admiración por el coraje de los papás que rechazan el aborto, e indicó que la interrupción de la maternidad es una falsa solución al problema del sufrimiento.
Y calificó como ‘heroico’ el hecho de llevar con ánimo el sufrimiento de los niños y la preocupación por el futuro de los hijos, cuando saben que vivirán más que ellos y se quedarán solos en la vida.
Mascia, una niña, se dirigió al Santo Padre, y recordó el anterior encuentro del 31 de mayo de 2013 en el mismo lugar y le aseguró que ellos han rezado mucho por el Papa.
También el papá de un niño enfermo dio su testimonio junto a su esposa, sobre la experiencia al acoger a Andrea María a pesar de su grave enfermedad, tras rechazar el consejo que le dieron de practicar un aborto, porque “Dios les llamó como padres de familia a una vocación más grande”.
El Pontífice además aseguró que rezará por los niños y sus papás, para que el Señor les dé la justa consolación que necesitan, y concluyó animándolos a dirigirse al Señor con insistencia y con confianza.
El encuentro concluyó en la capilla de la residencia, con la oración de un Ave María y la bendición del Papa.
(HSM)