Entrevista realizada por Alessandro De Vecchi y Maria Gabriella Filippi
Una innovación éticamente ‘neutra’, como todos los descubrimientos científicos, que puede procurar beneficios o daños a la humanidad, según su uso correcto o incorrecto. Vint Cerf, pionero de Internet en los años ‘70 e interventor del protocolo TCP/IP, no quiere atribuirse “demasiados méritos” y está convencido de que la web no podrá nunca sustituir a un libro pero, al mismo tiempo, es muy consciente del valor de su obra.
Durante el congreso internacional Fiat Lux – Let There Be Light, que ha tenido lugar los días pasados entre el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum y la Universidad de La Sapienza de Roma, Cerf ha contado su historia profesional, cuya constante es una profunda fe en el futuro, en todos sus matices.
¿Cómo se siente al ser considerado uno de los padres de Internet?
–Vint Cerf: Así como se enseña a los niños a no asumir demasiados méritos cuando se consigue hacer una cosa buena y no sentirse demasiado disgustado cuando no se consigue. Tampoco yo quiero asumir demasiado mérito a propósito de Internet. Hay muchas cosas buenas y muchas cosas malas dentro de esta estructura, que funciona de la misma forma que un camino donde hay personas que, después de emborracharse, se ponen a conducir. La red Internet es un invento en cierto sentido “neutro” pero hay personas que hacen un buen uso y personas que abusan. Solo tengo el mérito de haber entendido cómo funcionaba ese sistema, no quisiera que me regañaran por el mal uso de muchas personas. Ciertamente, los ingenieros y programadores tenemos que tratar de hacer el sistema más seguro, de esto me siento responsable.
El día que inventó esta plataforma, ¿imaginaba la evolución a la que ha llegado a día de hoy?
–Vint Cerf: No habría sido posible prever todo, pero nosotros los predecesores de Internet fuimos espectadores ya en aquella época de los signos del impacto social que hubo sucesivamente.
La primera red de correo electrónico fue inventada en 1971 y, dos semanas después, llegó la creación de una lista de personas apasionadas por una película de ciencia ficción (eran llamados los SF Lovers); después se creó otra llamada YAM YAM, que era la lista de una revista de restaurantes. Entendimos inmediatamente el aspecto social de la red: no se trataba solamente de conectar los ordenadores, sino de dar a la gente las condiciones de usar recursos y poder colaborar los unos con los otros. Algunos chicos del Centro de Investigación Palo Alto, entre los cuales Alan Kay, imaginaron un ordenador portátil ya en 1968 y lo llamaron Flex: estos chicos actuaron anticipándose en 20 años al futuro. De la misma forma nosotros anticipamos muchas cosas, pero después tuvimos que esperar años antes de ver la difusión o de llegar al vídeo en directo.
¿Cree que Internet sea un recurso indispensable como el agua y las medicinas? ¿Representa uno de los criterios en base a los cuales se miden las desigualdades entre las naciones?
–Vint Cerf: Es difícil poder responder a esta pregunta, no parece que Internet puede ser considerado al mismo nivel que los alimentos, del agua o de las medicinas pero, también por mi experiencia, cuando se han repetido distintos apagones consecutivos en Washington, y me encontraba completando un trabajo, el tener que hacerlo sin poder verificar las fuente o controlar algunas informaciones de daba un sentido de frustración. También si no se trata de un recurso primario para la supervivencia como el agua y la comida, Internet es ya fundamental para garantizar un acceso a la información, y esta es desde siempre la llave para el progreso de cualquier sociedad: la de acceder a la información de la forma más veloz posible. Por eso hay algunos proyectos, como el Project Loon de Google que, en colaboración con los operadores de telecomunicaciones locales, miran al difundir el acceso a la web en algunas zonas desfavorecidas del mundo a través del uso de globos aerostáticos.
¿Qué sucedería si Internet se apagara de repente?
–Vint Cerf: Si Internet se apagara en este momento habría muchísimos instrumentos que no podrían funcionar bien, y estas disfunciones provocarían además una grave recaída económica: pensamos en el e-commerce y a las transiciones que tienen lugar online, por no hablar del comercio internacional, y a los servicios ofrecidos en red; pensemos qué significa, para tantas excelencias del Made in Italy, tener una visibilidad sobre el mercado mundial y poder alcanzar países del mundo un tiempo difícilmente alcanzable si no con inversiones consistentes. Volver atrás a este punto, aunque fuera a hace cuarenta años, tendría un impacto negativo sobre la vida de todos, y significaría perder muchísimas potencialidades de beneficio social.
Con tan solo 28 años, usted fue capaz, antes que muchos otros, de soñar y proyectar nuestro futuro. ¿Qué espera de los jóvenes de hoy?
–Vint Cerf: Me gustaría mucho tener de nuevo 28 años (ríe) pero, a pesar de esto, creo que los jóvenes de hoy están en una posición mejor que la nuestra hace 40 años, gracias a las potencialidades cada vez mayores de la tecnología. Pensemos en lo rápido que aprenden, desde niños, a usar móviles, ordenadores o tablet. Estos niños crecen de una forma en la que Internet está allí desde enseguida a su disposición y no piensan que sea algo raro. Existe y lo utilizan. Tengo un respeto enorme por los jóvenes y me espero mucho de ellos. Las pregunta verdaderamente interesante es: ¿qué nuevas invenciones, que nosotros ni siquiera conseguimos imaginar, podrán nacer de la mente de estos jóvenes que están aún en la escuela? Soy muy optimista.
Una parte consistente de los datos guardados en nuestros viejos ordenadores, móviles o soportes de memoria podría perderse, en un futuro próximo, porque no sean legibles por los nuevos programas o sistemas operativos. El pasado febrero, usted habló de este riesgo como una especie de “nueva Edad Media” y de “desierto digital”. ¿Cómo podemos evitar todo esto?
–Vint Cerf: Hay signos muy alentadores. Pienso en el Olive Project de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, en Estados Unidos, cuya estrategia muy inteligente es usar máquinas virtuales para emular cualquier tipo de hardware. De esta forma pueden funcionar todos los sistemas operativos, todos los programas y todo tipo de archivos resulta por tanto legible. Otra gran proyecto es el Internet Archive de San Francisco, una biblioteca digital que, desde 1996, recoge imágenes estáticas del World Wide Web, vídeos, archivos de audio y libros digitalizados. Pero para que se asiente en todo el mundo el concepto de preservación digital necesitamos leyes especiales para abajar los límites del copyright que a menudo impiden el acceso libre a ciertos archivos y programas.
¿Teme que Internet pueda convertirse en la única fuente de conocimiento?
–Vint Cerf: El riesgo existe y es inaceptable. A los estudiantes hay que recordarles siempre que existan lugares llamados bibliotecas y objetos llamados libros. A los profesores les aconsejo que no acepten tareas o trabajos realizados por los alumnos que no demuestren haber trabajado con otros instrumentos distintos de la web. Al mismo tiempo, sin embargo, les invito a que no se quejen demasiado si los estudiantes usan los ordenadores en el aula: a menudo no lo hacen para perder tiempo en Facebook, sino para profundizar los argumentos tratados en clase.