El papa Francisco recibió este lunes a los representantes de la Iglesia Husita checoslava y de la Iglesia evangélica de los Hermanos Checos venidos a Roma para celebrar una liturgia de reconciliación con motivo del 600 aniversario de la muerte del reformador Jan Hus, reconocido predicador y rector de la Universidad de Praga, cuyo suplicio fue ya lamentado por san Juan Pablo II en 1999 que lo incluyó entre los reformadores de la Iglesia.
Durante su discurso, el Santo Padre señaló que “es necesario continuar el estudio sobre la persona y la obra de Jan Hus, que ha sido durante mucho tiempo un tema de controversia entre los cristianos, mientras que hoy se ha convertido en un motivo para el diálogo. Esta investigación, llevada a cabo sin condicionamientos ideológicos, brindará un importante servicio a la verdad histórica, a todos los cristianos y a la sociedad, incluso más allá de las fronteras de vuestra nación”.
Igualmente, afirmó que este encuentro da “la oportunidad de renovar y profundizar las relaciones entre nuestras comunidades”. Asimismo, aseguró que “muchas disputas del pasado piden ser revisadas a la luz del nuevo contexto en el que vivimos, y llegaremos a acuerdos y convergencias si enfrentamos las tradicionales cuestiones conflictivas con una mirada nueva. Por encima de todo, no podemos olvidar que la profesión común de fe en Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en la que fuimos bautizados, ya nos une en lazos de auténtica fraternidad”.
Por otro lado, recordó que el Concilio Vaticano II afirma que la renovación de la Iglesia, que “consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación” es, sin duda, “la base del movimiento hacia la unidad”. Esta renovación, añadió, “tiene gran importancia ecuménica”. Asimismo, el Pontífice observó que hoy en día “la necesidad de una nueva evangelización de tantos hombres y mujeres que parecen indiferentes a la alegre noticia del Evangelio, hace improrrogable el deber de renovación de toda estructura eclesial, de forma que favorezca la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús ofrece su amistad”. “Y la comunión visible entre los cristianos seguramente –añadió– hará más creíble el anuncio”.
Finalmente, el Obispo de Roma afirmó que respondiendo a la llamada de Cristo a la conversión continua que todos necesitamos, “podemos avanzar juntos en el camino de la reconciliación y la paz”. Así invitó a reconocernos unos a otros “como amigos y a considerar las motivaciones de los demás bajo la mejor luz posible”. Y exhortó a desarrollar lazos de amistad a nivel de las comunidades locales y de las parroquias. Concluyó pidiendo a Dios, rico de misericordia, “nos conceda la gracia de reconocernos todos pecadores y de sabernos perdonar unos a otros”, finalizó el Obispo de Roma”.
