La encíclica del papa Francisco es un llamamiento a la unidad, la unidad en la oración por el medio ambiente, en el mismo Evangelio de la creación, en la conversión de nuestros corazones y nuestros estilos de vida para respetar y amar a todos y todo lo que nos ha dado Dios. Son palabras del metropolitano John Zizioulas, en representación del patriarcado ecuménico y de la Iglesia ortodoxa, quien ha reflexionado sobre el ecumenismo en relación con la encíclica del Santo Padre presentada este jueves, Laudato si’.
Durante su intervención en la rueda de prensa de presentación del documento pontificio, ha querido recordar que 1989 el patriarca ecuménico Dimitrios publicó una encíclica advirtiendo “de la seriedad de la cuestión ecológica y de sus implicaciones teológicas y espirituales”. En ese mismo año se propuso dedicar el 1 de septiembre de cada año a rezar por el medio ambiente. Según el calendario ortodoxo, ese es el primer día del año eclesiástico. Por ello, el metropolitano se ha preguntado si este día no podría convertirse en una fecha de oración por ese tema para todos los cristianos, marcando así “un nuevo paso para el acercamiento entre todos”.
El metropolitano también ha afirmado que ve en Laudato si’ una importante dimensión ecuménica “que plantea a todos los cristianos divididos una tarea común que deben enfrentar juntos”. Vivimos en una época –ha explicado– con problemas existenciales fundamentales que superan nuestras divisiones tradicionales y las relativizan casi hasta el punto de la extinción.
De este modo, ha invitado a pensar sobre lo que está sucediendo en Oriente Medio. ¿Los que persiguen a los cristianos les preguntan a qué iglesia o a qué confesión pertenecen?, se ha preguntado. “La unidad de los cristianos en estos casos se realiza por la persecución y la sangre: es un ecumenismo del martirio”, ha subrayado el metropolitano.
Igualmente sucede con la amenaza que representa para nosotros la crisis ecológica, “trasciende nuestras divisiones tradicionales”. Por ello, ha explicado que “el peligro que enfrenta nuestra casa común, el planeta en que vivimos, está descrito en la encíclica de una forma que no deja dudas sobre el riesgo existencial al que nos enfrentamos”. El metropolitano ha advertido que este riesgo es común a todos nosotros, independientemente de nuestras identidades eclesiales o confesionales. Por tanto, también debe ser común “nuestro esfuerzo para evitar las consecuencias catastróficas de la situación actual”.
El representante ortodoxo ha subrayado que la Iglesia debe ahora introducir en su enseñanza sobre el pecado, el pecado contra el medio ambiente, el pecado ecológico.