Pope Francis' meeting with youth in Piazza Vittorio Veneto in Turin

ANSA

El Papa: ‘No seáis jóvenes que se jubilan con 20 años'

Reunidos en la Plaza Vittorio de Turín, el Santo Padre ha reflexionado sobre el verdadero amor, la castidad, la llamada a ir contracorriente y ha criticado la hipocresía de quienes se dicen cristianos y luego fabrican armas

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Los jóvenes de la región italiana de Piamonte, han acogido al Santo Padre con la energía y alegría que les caracteriza. La primera jornada del viaje de Francisco a Turín, ha concluido con ellos en la Plaza Vittorio. Música y cantos para comenzar el encuentro en el que la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud se alzaba en el palco.

Tres jóvenes han tenido ocasión de plantear al Santo Padre sus inquietudes. ¿En qué consiste la grandeza del amor de Jesús? ¿Cómo podemos experimentar su amor?, ha planteado Chiara de 19 años. Sara, un joven en paro de 27 años ha preguntado ¿qué hacer para no desanimarse y continuar esperando? Finalmente Luigi, universitario de 26 años, ha pedido al Papa un consejo sobre cómo manifestar la amistad con Jesús y su “amor más grande” hacia todos.

Dejando de lado el discurso que llevaba preparado, el Papa ha preferido hablar improvisando y mirando directamente a los jóvenes. Haciendo referencia a las palabras del beato Pier Giorgio Frassati, el Pontífice ha pedido a los presentes “¡vivir, no ir tirando!”

Y así, ha asegurado que es feo ver a un joven “quieto”. Que vive pero lo hace como “un vegetal”. El Pontífice ha asegurado que le da mucha tristeza en el corazón los “jóvenes que se jubilan a los 20 años, que envejecen pronto”. De este modo, Francisco ha recordado que lo que hace que un joven no se jubile son las ganas de amar.

A continuación, el Santo Padre ha explicado qué es el amor. No es el de “telenovela”, el del “culebrón”. Por ello, ha recordado que el amor “tiene dos asas sobre las que se mueve”. Y si este joven no tiene estas dos asas, estas dos dimensiones, no es amor.

En primer lugar ha subrayado que “el amor está más en las obras que en las palabras. El amor es concreto”. Por eso, ha recordado que Dios comenzó a hablar de amor cuando se implicó con su pueblo. Cuando eligió a su pueblo e hizo la alianza.

La segunda dimensión del amor es la comunicación, ha explicado el Papa. “El amor escucha y responde. El amor se hace en el diálogo, en la comunión. Se comunica. El amor no es ni sordo ni mudo. Se comunica”, ha subrayado.  Igualmente ha recordado que “no es un sentimiento romántico del momento”.

A propósito del amor, el Santo Padre ha hablado, «sin ser moralista», sobre la castidad. Una palabra que “no gusta, impopular”. El amor –ha indicado– es muy respetuoso con las personas, no usa a las personas. El amor es casto. “Y a vosotros jóvenes, en este mundo hedonista, en este mundo donde solo tiene publicidad el placer, el pasarlo bien, tener una buena vida, yo os digo: sed castos. Sed castos”, ha exclamado el Pontífice provocando los aplausos de los presentes.  

Al respecto, ha asegurado que “todos hemos pasado en la vida momentos en el que esta virtud es difícil. Pero es la prueba de un amor genuino, que sabe dar la vida, que no trata de buscar al otro para el propio placer”. Un amor –ha afirmado– que hace la vida del otro sagrada. Yo te respeto, no te quiero usar. Por eso, Francisco ha asegurado que esto no es fácil. “Todos sabemos las dificultades para superar esta concepción facilista y hedonista del amor”.  Y les ha pedido hacer el esfuerzo de vivir el amor castamente.

Con esta reflexión, el Papa ha hablado de otra consecuencia del amor, “el sacrificio”. “Mirad el amor de los padres, de tantas madres y padres que por la mañana llegan al trabajo cansados, porque no han dormido bien por cuidar a su hijo enfermo. Esto es amor. Y esto es respeto”, ha observado Francisco. Igualmente ha recordado que “el amor es servicio y servir a los otros”.

Para responder a la segunda pregunta, el Pontífice ha reflexionado sobre la decepción y la desilusión que en ocasiones se sufre en la vida. El Papa ha hecho mención a esta “tercera guerra mundial por partes que se vive en el mundo” de la que ya ha hablado en otras ocasiones.

¿Me puedo fiar de los dirigentes mundiales, cuando voy a votar por un candidato, me puedo fiar que no llevará a mi país a la guerra?, se ha preguntado. Y ha asegurado que “si te fías solo de los hombres, has perdido”.

Por esta razón, el Papa ha criticado con fuerza la hipocresía, de los que se dicen cristianos pero luego fabrican armas. Y así, ha aprovechado para reflexionar sobre algunos acontecimientos trágicos del siglo pasado como la tragedia Armenia, o la Shoah, Stalin en Rusia; en los que murieron millones de personas, por ser consideradas “de segunda clase”. Y mientras tanto las grandes potencias “miraban para otro lado” por su propio interés.

También ha criticado nuevamente la cultura del descarte, en la que se descarta a los niños, a los ancianos, a los jóvenes, “porque en el sistema económico mundial no está el hombre y la mujer en el centro, si no el dios dinero”. A propósito, el Santo Padre ha utilizado un refrán en español que dice: “por la plata baila el mono”. Por esta razón, ha pedido no poner nuestras seguridades en la riqueza y los poderes mundanos.

Para concluir su discurso, Francisco ha respondido a la tercera pregunta, sobre el proyecto de compartir, de unión y de construcción. Así ha asegurado que si te implicas con las cosas que construyen, el sentimiento de desconfianza se va.

El Pontífice ha exhortado a los jóvenes a no jubilarse pronto, a hacer cosas, a ir contracorriente. Por eso ha advertido sobre los valores que son como “pompas de jabón”, que no pueden ir adelante. El mejor antídoto contra la cultura que te ofrece el placer es “hacer cosas constructivas, aunque sean pequeñas, pero que unan”.

Asimismo ha advertido sobre las veces que nos hacen creer que nos ofrecen “diamantes” cuando en realidad nos están vendiendo “cristal”. Por eso ha pedido a los jóvenes no ser “ingenuos”.

Al finalizar ha bromeado diciendo, “seguramente me diréis ‘pero padre, usted habla así porque en el Vaticano tiene muchos monseñores que le hacen el trabajo y usted está tranquilo y no sabe lo que es la vida de cada día’. Alguno puede pensar así”. Pero –ha asegurado el Papa– el secreto es entender bien dónde se vive.

El Santo Padre ha recordado que también a finales del siglo XIX en esta región se vivía una situación difícil, pero nacieron muchos santos en esta época “porque se dieron cuenta que tenían que ir contracorriente”. Por eso, Francisco ha pedido a los jóvenes pensar en ellos y en lo que hicieron.

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Rocío Lancho García

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