El papa Francisco ha improvisado su discurso, durante casi media hora, en el encuentro con la familia salesiana en Turín. Y así, el Santo Padre ha hablado sobre su experiencia personal con los salesianos y sobre los tres “amores blancos” de don Bosco. El encuentro ha tenido lugar en ocasión del bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco en el Santuario de María Auxiliadora. En la plaza junto a la Basílica se encontraban también los niños y jóvenes de los Oratorios. Antes de llegar allí, el Pontífice ha pasado por el Santuario de la Consolación para un momento de oración en privado.
Al entrar en la Basílica, el Papa ha pasado saludado a los presentes y se ha dirigido a la tumba de don Bosco, donde ha depositado unas flores y se ha detenido unos instantes en oración. A continuación, el rector mayor de los salesianos, don Ángel Fernández Artime, ha dirigido unas palabras. En su intervención, ha recordado que don Bosco siempre dio una motivación precisa: “Dios quiere la salvación de los jóvenes, de cada joven, a partir de los más expuestos al malestar humano y religioso”. Seguir a don Bosco –ha añadido– implica compartir plenamente su misión, saliendo de posiciones restringidas y cómodas, hacia las periferias, como usted nos enseña con vivacidad”.
Al inicio de su discurso, el Pontífice ha contado que conoció a don Ángel en un confesionario “pero ni yo me confesé con él, ni él conmigo”, ha bromeado. “Fue en una peregrinación a la Virgen de Luján de la juventud, y yo estaba confesando allí, y él acaba de llegar a Argentina”, ha narrado. “Cuando me lo presentaron como el nuevo inspector, yo dije: ‘ah, este es el nuevo gallego que nos viene a mandar’”, ha recordado Francisco provocando las risas de los presentes. Igualmente ha asegurado que han tenido buena relación, aunque les ha tocado vivir momentos difíciles, pero de don Ángel ha querido destacar su “servicio y humildad”.
A continuación, el Papa ha querido contar su experiencia personal con los salesianos. Así, el Santo Padre ha recordado que su familia estaba vinculada a los salesianos. A penas llegó su padre a Argentina fue a visitar a los salesianos. Conoció a muchos, y en seguida su papá se aficionó a una equipo de fútbol fundado por un salesiano. Después conoció a su madre y se casaron. Celebró el matrimonio un sacerdote salesiano de la Patagonia que siguió y acompañó a su familia. El Papa ha definido a este salesiano como un gran confesor y un buen hombre. Le bautizó, se confesaba con él, guió su vocación. “En el momento de pasar del seminario a la compañía de Jesús, él me guió. Y por eso reconozco mucho la labor de la familia salesiana por lo que han hecho en mi vida”, ha explicado.
Después del quinto parto, la madre de Bergoglio estuvo un año paralítica. Por eso decidieron mandar a los tres mayores a un colegio interno de salesianos.“Allí aprendí a amar a la Virgen. Los salesianos me formaron en la belleza, en el el trabajo. Y esto creo que es un carisma vuestro. Me formaron en la afectividad. Eso es un clave de don Bosco, porque con el amor formaba la afectividad, hacía madurar la afectividad de los jóvenes”.
También ha destacado el Pontífice el papel importante que tuvo la madre de don Bosco, “no se puede entender a don Bosco sin entender a mamá Margarita”, ha añadido.
Por otro lado, el Santo Padre ha reflexionado sobre la época en la que tuvo que desarrollar su labor don Bosco en esta región de Italia: masónica, anticlerical, demoníaca… Pero, ‘¡cuántos santos han salido, haced cuentas!’
El Señor –ha explicado– ha dado una misión a estas familias que nacieron en ese tiempo. Así, ha advertido que hoy han mejorado muchas cosas pero la situación de la juventud, es más o menos la misma. Por eso, Francisco se ha preguntado qué hizo don Bosco. Trabajar con los chicos, sin trabajo, sin estudios, puso en peligro su ministerio. Y por eso muchos hablaron mál de él. A propósito, el Santo Padre ha recordado que hoy en Italia, el 40 por ciento de los jóvenes de 25 años hacia abajo están sin trabajo. Ni estudian, ni trabajan. “Vosotros salesianos tenéis el mismo desafío que tuvo don Bosco. Tomar a estos chicos y chicas”, ha subrayado.
Y ha invitado a hacerlo, como hizo su fundador, a través del deporte. “Porque el deporte te lleva a ser social, a una competitividad sana, a la belleza de trabajar juntos”. Asimismo ha reflexionado sobre la educación. Son necesarias –ha observado– pequeñas escuelas para educarles en las profesiones, escuelas de “artes y oficios”, donde los jóvenes puedan aprender un trabajo. El Papa ha hecho un llamamiento a la educación a medida de la crisis. La creatividad salesiana tiene que ocuparse de este 40 por ciento que necesita trabajar, ha observado.
Del mismo modo les ha recordado la importancia de llevarles la alegría. “Esto lo aprendí y no lo olvido”, ha asegurado Francisco. Porque hoy en día hay muchos jóvenes que se suicidan, caen en depresión, dependientes… y a estos jóvenes hay que darles la alegría para salir adelante.
A continuación, el Pontífice ha reflexionado sobre los tres “amores blancos” de don Bosco: la Virgen, la Eucaristía y el Papa.
“Él no se avergonzaba de la Virgen porque nunca se avergonzó de su madre”, ha recordado. El Papa ha observado que muchas personas hoy “no hablan de la Virgen con el amor con el que lo hacía don Bosco”.
En segundo lugar ha hablado de la Eucaristía. A propósito ha señalado que en la familia salesiana se explica bien, el llevar a los chavales al misterio eucarístico.
Y el tercer amor, el Papa, porque amaba a la Iglesia. En este punto, Francisco ha subrayado el misterio de la mujer en la Iglesia. Asimismo ha recordado que el amor al Papa no es el amor a una persona, sino “a Pedro como cabeza de la Iglesia, como representante del esposo de la Iglesia”. Además, ha afirmado que “la mujer en la Iglesia tiene el mismo trabajo, por así decirlo, que tenía la Virgen con los apóstoles en la mañana de Pentecostés”.
El Santo Padre ha querido dar las gracias a los presentes por lo que hacen en y por la Iglesia. Por su misionaridad. A propósito ha querido dedicar unas palabras a la Patagonia, donde llegaron monjas evangelizando a caballo, con el carro… Y también los mártires salesianos. “No es que tenga obsesión por la Patagonia”, ha bromeado provocando las risas de los presentes.
Para finalizar, Francisco ha pedido salesianos “concretos”. ¡A los salesianos que no tienen esta concreción de las cosas les falta algo!, ha exclamado.