Cottolengo at Turin

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Francisco se reúne en Turín con los enfermos del Cottolengo

Encuentro personal del Papa con los pacientes de la Pequeña Casa de la Divina Providencia

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El papa Francisco ha visitado este domingo por la tarde a los enfermos y discapacitados en la iglesia de la Pequeña Casa de la Divina Providencia, conocida como “Cottolengo”, que toma el nombre de su fundador José Benito Cottolengo.

Prosiguiendo con su visita pastoral en Turín, el Santo Padre ha mantenido un encuentro de casi una hora, sin cámaras, para proteger la privacidad de los pacientes. Después de saludar y bendecir a los presentes de forma individual, el Pontífice ha pronunciado un breve discurso para rechazar la cultura del descarte. También ha pedido oraciones para la Iglesia.

José Benito Cottolengo, fue un santo italiano que vivió en el siglo XIX y que fue canonizado en el siglo XX. Desde niño fue dotado por Dios de una gran sensibilidad para los pobres y abandonados.

Fue ordenado sacerdote, y en la parroquia de Turín que le fue asignada se dedicó a la catequesis y a la atención a los moribundos. Ya entonces, se lamentaba de no tener una cama libre para los enfermos que acudían a él y comentaba: “Si falta algo es porque confiamos poco o nos hacemos indignos”.

No se trataba de un sueño o de un piadoso deseo, sino de una verdadera vocación. Tras algún intento infructuoso –por no haber visto todavía que Dios le pedía un abandono absoluto en sus manos, sin buscar ayudas humanas– fundó la «Piccola Casa Della Divina Providenza» en la Volta Rossa. Por orden ministerial fue clausurada en 1881 a causa de una epidemia de cólera que se cernía sobre la ciudad.

José Benito pensó: “¿por qué esta orden, que parece absurda y sin piedad no puede ser providencial?” Lejos de amilanarse, Cottolengo se encaminó al barrio de Valdocco, por entonces en las afueras, y allí abrió otra Pequeña Casa de la Divina Providencia que más tarde, habría de convertirse en un magnífico y grandioso hospital. Y sobre sus puertas mandó esculpir las palabras de san Pablo: “La caridad de Cristo nos apremia”.

El ideal de caridad evangélica y abandono absoluto en manos de la Divina Providencia, que inspiró a san José Benito Cottolengo, ha alentado diversas obras apostólicas; aunque no todos se llaman Cottolengos.

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ZENIT Staff

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