«La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo» es el tema elegido para el próximo Sínodo de los Obispos que tendrá lugar en el Vaticano el próximo mes de octubre. Este tema “revela una actitud que ha requerido una atención especial a las circunstancias del mundo contemporáneo”, tal y como ha asegurado el cardenal Peter Erdő, Relator General de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, durante la presentación esta mañana en el Vaticano de la Instrumentum Laboris.
Durante la rueda de prensa, se ha destacado como palabra «acompañamiento» como la actitud clave de la Iglesia en todo lo relacionado con familia y la pastoral que se preocupa de ella en los diferentes ámbitos.
Analizando la estructura del documento, el purpurado ha explicado que el primer capítulo habla de la familia en el contexto antropológico-cultural. A propósito ha recordado que es necesario tener en cuenta que recientemente los matrimonios, también los civiles, disminuyen, y el número de divorcios y separaciones va en aumento.
También se habla mucho de la dignidad de la persona como individuo, pero, ha advertido que
«la transformación de esta verdad en lenguaje institucional produce a veces situaciones contradictorias” produciendo un “individualismo que pone en el centro de la atención la satisfacción de los deseos que no lleva a una realización plena de la persona”.
El cardenal también ha llamado la atención sobre la “separación de la sexualidad de la procreación” y el “individualismo general” que contribuyen fuertemente al descenso de la tasa de natalidad.
Por otro lado se observan las “tendencias que quieren ampliar el concepto de matrimonio, familia y paternidad vaciando así de contenido estas mismas categorías”, ha advertido el cardenal.
Otro punto sobre el que se llama la atención son “las políticas económicas imprudentes que ponen en riesgo incluso las relaciones dentro de la familia”. Pero, ha asegurado el cardenal Erdö que “la familia permanecerá siempre ‘el pilar fundamental e irrenunciable del vivir social’ siendo escuela de humanidad».
A propósito de la familia en la formación de la afectividad, el documento hace referencia a los problemas y desafíos procedentes de la revolución biotecnológica y a la posibilidad de hacer independiente el acto reproductivo de la relación sexual entre hombre y mujer.
El la última parte del documento, tal y como ha explicado el cardenal “se hace mención a la atención pastoral de aquellos que viven en el matrimonio civil o viven juntos”. Aquí también se reflexiona sobre las causas de nulidad matrimonial y los matices y procesos que son necesarios estudiar con más detenimiento.
Por su parte, monseñor Bruno Forte, secretario especial de la Asamblea del Sínodo, ha aportado la visión teológica y espiritual. En la vida concreta de la Iglesia –ha asegurado– la familia es vista por el texto no solo como objeto y destinataria, sino como sujeto y protagonista. “Por eso se evidencia la constitutiva dimensión misionera, reconociendo en la realidad familiar el camino de la Iglesia accesible a la mayoría para conocer y experimentar la medida divina del amor.
También ha querido destacar la “misericordia hacia las familias heridas y frágiles” como una de las prioridades en la pastoral familiar. Así como la necesidad de acompañar a los jóvenes en el miedo a casarse, generado muchas veces por el temor en general a los compromisos definitivos. Haciendo también referencia a uno de los temas más mediáticos de este Sínodo, monseñor Forte ha recordado la importancia de líneas pastorales comunes que apunten hacia la integración en la comunidad cristiana de los divorciados vueltos a casar civilmente.
La conclusión del documento llama la atención sobre la importancia para todo el camino sinodal de la guía del papa Francisco “ha convocado con un año de distancia sobre el mismo tema dos Sínodos diferentes”. No se puede olvidar –ha concluido– que la celebración del próximo Sínodo se sitúa en medio del Año Jubilar de la Misercordia.