La educación es el medio imprescindible para que las jóvenes se transformen en mujeres activas y responsables, orgullosas y felices de su fe en Cristo vivida en la cotidianidad. De ese modo participan en la construcción de un mundo impregnado por el Evangelio. Son palabras del santo padre Francisco en su encuentro de esta mañana con las delegadas de la Conferencia Internacional Católica del Guidismo (CICG) la unión de guías scout femeninas, reunidas en Roma, por el quincuagésimo aniversario de su institución. El tema del encuentro ha sido »Vivir como guías la alegría del Evangelio».
El Santo Padre ha subrayado la importancia de que la mujer sea valorada como le corresponde y de que ocupe plenamente el lugar que se merece, tanto en la Iglesia como en la sociedad. »En este sentido el papel de las asociaciones educativas como la vuestra que se dirigen a las jóvenes es absolutamente crucial para el futuro, y vuestra pedagogía debe ser clara en estas cuestiones”, ha subrayado el Pontífice.
Al respecto ha advertido que “estamos en un mundo en el que se propagan ideologías contrarias a la naturaleza y al plan de Dios para el matrimonio y la familia”. Por lo tanto, Francisco ha asegurado que se trata de educar a las niñas no solo a la belleza y la grandeza de su vocación de mujer, en una relación justa y diferenciada entre el hombre y la mujer, sino también a asumir importantes responsabilidades en la Iglesia y en la sociedad”.
A propósito, ha recordado a las presentes que “en algunos países, donde las mujeres aún se encuentran en una posición de inferioridad, e incluso son explotadas y maltratadas”, están llamadas a jugar un papel importante en la promoción y la educación.
Durante su discurso, el Pontífice ha destacado la importancia del tema elegido para su encuentro, que se puede transformar en un magnífico programa: anunciar a los otros, con el testimonio de nuestras vidas, que encontrar a Jesús “nos hace felices”, “nos empuja a anunciar, en particular a los más pobres, a aquellos que están más alejado, más solos y abandonados”.
Asimismo ha invitado a las delegadas a “ser fieles a los principios de su movimiento y a entablar un diálogo sincero con las guías de culturas y religiones diversas, en el respeto de las convicciones de cada uno y en la afirmación serena de su fe e identidad católicas”.
A continuación ha hecho referencia a su encíclica Laudato si’, recientemente publicada, donde afirma que la educación a la ecología es esencial para transformar la mentalidad y los hábitos, con el fin de superar los inquietantes retos que enfrenta la humanidad en materia de medio ambiente. Creo que el movimiento de las guías –ha observado Francisco– que en su pedagogía otorga un lugar importante al contacto con la naturaleza, está especialmente predispuesto para ese fin.
Igualmente ha expresado su deseo de que las guías puedan captar siempre la presencia y la bondad del Creador en la belleza del mundo que las rodea. “Esta actitud contemplativa las llevará a vivir en armonía con ellas mismas, con los demás y con Dios. Es una nueva forma de vida, más conforme al Evangelio, que podrán transmitir a los entornos en los que viven”, ha añadido.
Otra petición del Santo Padre a las delegadas ha sido que no se olviden «la necesaria y explícita apertura de vuestra pedagogía a la posibilidad de una vida consagrada al Señor, de la cual el movimiento de las guías ha sido tan fecundo en su historia”.
La CICG reúne asociaciones nacionales de guías católicas y organizaciones nacionales interconfesionales de guías. Su finalidad es” ayudar a las asociaciones miembro a transformar el guidismo en un auténtico instrumento de educación a la fe y a dar a conocer la riqueza pedagógica, las actividades formativas y la experiencia en el ámbito de la colaboración interconfesional”.