Tras 16 horas de intensas negociaciones que concluyeron en la mañana de este lunes, Europa aceptó dar una tercera oportunidad de rescate al gobierno Griego. Será a través de un préstamo de 50.000 millones de euros en tres años que Grecia pedirá al Fondo Monetario Internacional y al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) cuando concluya el programa actual en marzo de 2016.
El primer ministro Alexis Tsipras ha negociado a pesar del «No» del referéndum del pasado 5 de julio. Las condiciones serán muy duras para el país, menos entretanto que el colapso provocado por la salida del euro. O sea que hasta marzo del 2016 el gobierno griego deberá demostrar haber iniciado el plan de reformas.
Atenas deberá además crear un fondo de privatizaciones para obtener en tres años esos 50.000 millones de euros para enfrentar los vencimientos de la actual deuda del país. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk afirmó esta mañana: «Está todo listo para un programa de ayuda que incluya serias reformas y apoyo financiero».
El primero de julio el papa Francisco envió un telegrama en el que invitaba “a todos los fieles a rezar por el bien del amado pueblo griego”, y les manifestaba su cercanía “sobre todo las familias duramente probadas por una crisis humana y social tan compleja como dura”. Recordaba también que “la dignidad de la persona debe permanecer en el centro de cualquier debate político y técnico así como a la hora de tomar decisiones responsables.
El problema, como indicado por diversos exponentes europeos no es tanto económico sino de confianza, visto que Atenas tuvo ya dos rescates en el 2010 y en el 2011, de 110.000 millones y 130.000 millones de euros respectivamente, los cuales no sirvieron sino para aumentar aún más su deuda. El temor es que pueda repetirse la misma situación anterior.
El punto es que Grecia logre reducir su déficit fiscal, ya que el actual gasto público que es del 198 por ciento del Producto Interno Bruto. Deberá llevarlo al 120 por ciento hasta el año 2020, como pedido en las anteriores negociaciones, para posteriormente equilibrarlo. El costo total de la deuda griega desde el punto de vista económico costaría tres euros a cada ciudadano de la Unión Europea.