En una carta difundida en Bogotá, los líderes del movimiento para el diálogo inter-eclesial por la paz en Colombia del World Council of Churches (Wcc) han pedido un “cese al fuego” entre el Gobierno y las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC). La misiva está dirigida al presidente colombiano Juan Manuel Santos; al jefe de las negociaciones del gobierno en La Habana, Humberto de la Calle; al comandante de las Farc, Timoleonte Jiménez y el jefe de las negociaciones de las Farc, Luciano Marín.
En la misiva los líderes religiosos –entre los que figuran también los representantes del Act Alliance, de la Comunión mundiales de las Iglesias reformadas y de la Federación mundial luterana– recuerdan que, en 52 años de conflicto armado, Colombia ha pagado un precio altísimo de vidas humanas y de sufrimientos por parte de muchas comunidades locales. Por tanto, es urgente retomar los coloquios de paz y de toda acción que pueda restituir la justicia y la serenidad al país.
En el documento se expresa el dolor de los cristianos frente a las víctimas de los enfrentamientos sucedidos en los días pasados, que han puesto en crisis los coloquios de paz. Víctimas que –se lee– “se habrían podido evitar con un acuerdo para el alto al fuego bilateral”. Según los líderes del WCC, “el Gobierno colombiano debería cambiar la propia posición» y aceptar el cese al fuego bilateral «y hacer una elección que sea a favor de la vida y que garantice mayor legitimidad a los diálogos. Por su parte, las FARC deberían mantener el cese al fuego”.
Se expresa solidaridad a todo el pueblo colombiano: “Queremos acompañar a los colombianos en su búsqueda de justicia y de paz –escriben los firmantes. Los coloquios entre Gobierno y Farca deben ir adelante hacia una paz duradera y justa que el pueblo colombiano merece”.
En el carta hay también una nota positiva: los líderes cristianos expresan “satisfacción y esperanza por los progresos alcanzados hasta ahora por las negociaciones de La Habana sobre temas del desarrollo agrícola global, de la participación política y de la lucha contra el narcotráfico”. Como también para los progresos cumplidos por la eliminación de las minas antipersona, la institución de una comisión de investigación y la redacción de una informe histórico sobre el conflicto armado”.
Finalmente, la secretaria del WCC, se une al llamamiento lanzado por los Gobiernos de Cuba y Noruega, “en el rol de garantizar por un cese al fuego y el final de la hostilidad, y para que los acuerdos alcanzados hasta ahora pueda ser conservados y mantenidos”.