¡El Perú es un regalo de Dios con gran futuro! Esta es la exclamación de los obispos peruanos al inicio de su mensaje dirigido a la nación en ocasión de las Fiestas Patrias. El 28 de julio se conmemora la declaratoria de Independencia en Lima en el año 1821.
Así, la Conferencia Episcopal, en este 194° aniversario del nacimiento de la República de Perú, se dirige a todos los compatriotas “con un mensaje de esperanza que supere las diferencias de todo orden, asuma nuestro pasado glorioso, resalte aquellos elementos presentes en nuestra realidad y encamine a la construcción de un Perú más justo, fraterno y solidario”.
Los obispos, además, advierten que es necesario caer en la cuenta de que “es nuestro deber erradicar los grandes enemigos de la libertad”, como son “la violencia, la corrupción, la pobreza, la desigualdad social y la ignorancia”, entre otros.
De este modo, en la carta publicada se afirma que esta celebración es una oportunidad “para renovar nuestro amor a la tierra que nos vio nacer”. Es un tiempo muy adecuado –afirman los prelados– para unirnos, identificarnos y abrir múltiples posibilidades de mutua colaboración, superando cualquier tipo de dificultades.
Por otro lado, reconocen que hace falta “volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo y que vale la pena ser responsables, honestos, justos, generosos y buenos”.
Los obispos aseguran que para Perú se abre un futuro prometedor pero se lamentan de que se empaña “por falta de consenso y unidad, porque si quedan de lado los auténticos y reales intereses de la nación, proyectaremos una imagen ética y moral negativa”.
En este contexto, los obispos invitan a preguntarse “¿qué sucede con la clase política que deja tanta insatisfacción en la comunidad peruana?” Por eso aseguran que “se debe gobernar con humildad y amor al pueblo, ya que la política es una de las formas más altas de caridad al servicio del bien común”.
Por otro lado, reconocen que los “nuevos retos son numerosos”. Y así, ponen como ejemplo las nuevas formas de pensamiento, el desarrollo tecnológico, la seguridad ciudadana, la conciencia ecológica y aseguran que “nos invitan a abrir nuestra mente y nuestro corazón para asumir estas nuevas realidades, teniendo como centro y fin la persona humana, que debe ser protegida, respetada, valorada y promovida por la sociedad”.
Finalmente, el mensaje dedica unas palabras a la familia peruana: “célula fundamental de nuestra patria y referente permanente de los valores que alberga nuestro país, cuya realidad debe ser promovida y protegida siempre por el Estado”.