El Sínodo de los Obispos dedicado a la familia afronta desde el martes por la tarde, en pequeños grupos llamados círculos menores, los temas a tratar en esta primera semana de Sínodo. Uno de los desafíos que se ha sentido como común, ha sido la migración como un factor influyente en los retos relacionados con la familia. Cada continente, cada país e incluso cada región presenta unas problemáticas y unos desafíos concretos, pero lo que supone la migración como fenómeno desintegrador de las familias es un reto transversal para toda la Iglesia.
Así lo han transmitido en la rueda de prensa que tuvo lugar esta mañana en la Sala de Prensa del Vaticano, los padres sinodales que participaron: monseñor Charles Palmer Buckle, arzobispo de Accra (Ghana); su Beatitud Ignace Youssif III Younan, patriarca de Antioquía y el cardenal italiano Edoardo Menichelli, arzobispo de Ancona-Osimo.
En concreto, el patriarca observó que en su región, Oriente Medio, están “muy preocupados ante la situación que se está creando en nuestras comunidades cristianas”. «Es una situación catastrófica, nuestras familias se están desgarrando», advirtió. Por eso, explicó que las familias “hacen todo lo posible para salir de ese infierno, en particular Irak y Siria”. Y aseguró que “nosotros estamos allí para ayudar e inspirar confianza pero nos sentimos impotentes ante esta situación tan trágica. Y lamentamos no poder convencer a nuestros jóvenes, a las nuevas generaciones, para que permanezcan arraigados en sus países”.
Por su parte, el cardenal Italiano Menichelli subrayó también que en el problema de la migración “estamos para la acogida y nos preguntamos por qué sucede esto y por qué ahora”.
También el obispo de Ghana, precisó que en lo que concierne a su país “siempre hemos informado sobre la precariedad de la situación y destrucción que produce en las familias”.
El patriarca Younan, insistió en la dificultad que está viviendo Oriente Medio, no solo por la inseguridad si no por la persecución. Y advirtió que “hacemos todo los posible para dar voz a estas personas, víctimas de las persecuciones y hacer que Occidente conozca el problema, se entere de la situación”. Asimismo condenó que “nos sentimos olvidados y hasta traicionados por los países occidentales”. Porque parece –explicó– que algunas instituciones occidentales se basan en el oportunismo económico.
Por ello, el patriarca de Antioquía aseguró que “son dramas que no se trata solo de contar porque estamos en una situación difícil cuando vemos e intentamos aliviar el sufrimiento y hacemos lo posible para que todo el mundo se entere y se abandone el oportunismo”.