Este viernes en la cuarta Congregación general del Sínodo de los Obispos se leyeron las relaciones de los círculos menores, y se realizaron algunas intervenciones en el Aula.
Lo indicaron hoy en la Sala de Prensa del Vaticano, el cardenal arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle; el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro Sierra; y el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y arzobispo de Lousville, Joseph E. Kurtz.
El cardenal Tagle reconoció que la diversidad de los participantes, también en los círculos menores, lleva a una complejidad del debate, al mismo tiempo que preserva la unidad en una misma Iglesia.
“A medida que el Sínodo va adelante, no escondemos los desafíos indicados el año pasado” indicó el purpurado, y recordó que “el actual es una continuación”. Considerando que, en particular, “tenemos que celebrar la belleza y el bien de la familia, en positivo”.
Las conclusiones de los círculos menores, precisó, no está garantizado que estén en la relación final, esto lo decidirá el Santo Padre.
Recordó también que el objetivo del Instrumentum Laboris, es un documento de intento, si no no se hubieran invitado a 300 personas para discutir sobre el mismo. No es un tratado sino una propuesta de temas.
El cardenal Tagle también indicó que aunque se habla el mismo idioma existen diversas perspectiva. Así, la palabra ‘catequista’ tiene un significado diverso para los americanos o para los africanos, o sea el concepto cambia. Además aseveró que para los jóvenes es necesario un lenguaje de la Iglesia que sea menos verboso. El Sínodo no es para cambiar la doctrina sino el apoyo a la familia en la pastoral.
A propósito del espacio discrecional que podría tener una conferencia episcopal sobre algunos aspectos específicos indicó que «a nivel teórico podría existir, si bien en concreto hay normas muy específicas, como en el caso de la nulidad matrimonial».
Por su parte, el arzobispo de Madrid subrayó que “la familia es un tema demasiado importante, porque es la estructura originaria de la vida humana que se encuentra en todas las culturas” y precisó que ha podido vivir “la densidad, el cariño con que todos tratan este tema y la libertad absoluta existente. Y el que hay un deseo inmenso de mostrar al mundo que Dios quiso estar presente y tomar rostro en una familia».
Hay un compromiso, indicó, el deseo de mostrar la belleza de la familia, que es una escuela de bellas artes y para ello se está usando la mejor pintura y los mejores pinceles.
Sobre el futuro del Instrumentum Laboris que se está usando, señaló que es un “documento suscitador” que sirve “para llevarnos a pensar» y que «está dispuesto a morir para que surja otro».
Consideró también que “es necesario replantear como indica la Laudato Si’, el ser capaces de crear una cultura con un estilo de vida y de espiritualidad diverso, replanteando el sistema mundial».
El arzobispo español dio también su testimonio personal sobre la familia: «Lo mejor de mi vida no lo aprendí ni en el seminario, si no en mi familia, sencilla, cristiana: el saber querer, respetar, servir, entregarme, descubrir que el otro tiene más importancia que yo, respeto a los mayores, a todos a quienes por edad pasan a tener capacidades distintas. También para conocer a nuestro Señor, la primera catequista fue mi madre».
Por otra parte, el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos señaló la gran diversidad de participantes y de enfoques y al mismo tiempo la gran unidad en Cristo. Y recordó que, Francisco en Filadelfia les recordó la decisión de Dios de “ser parte de la humanidad, enviando al Hijo en una familia, de un corazón abierto y espíritu de acogida”.
Consideró también que es mejor «hablar de luces y sombras más que de crisis, más de desafíos que de sombras».
Sobre el documento final que se dará al Santo Padre, recordó que «no se quiere centrar demasiado en los problemas occidentales, y que los círculos menores nos muestran la gran diversidad del Sínodo». Se habló también, dijo, de la necesidad de un lenguaje simple y que inspire, como el del Papa que toca el corazón de las personas. E invitó a los periodistas a evitar la tentación de tener “un producto final cada día”, porque el Sínodo es un camino que se recorre, y escuchar a las diversas voces.
«Todo lo que profundizamos lo daremos al Santo Padre y él decidirá después. Y esto no existe en otra forma sino en la Iglesia fundada por Nuestro Señor», concluyó.