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El Sínodo de la Familia y las mujeres

La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) espera que el Sínodo contribuya a una mayor valorización de la mujer y de su responsabilidad en la Iglesia

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Se puede decir que el Sínodo, que está reflexionando sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, tiene como desafío prioritario el poder conciliar la doctrina con la misericordia.

El Papa Francisco nos invita continuamente a esta conversión pastoral. Dicha conversión tiene como objetivo el poder tocar y experimentar la bondad y la ternura de Dios Padre misericordioso.

La familia es el primer lugar donde se aprende la ternura y el amor humano, donde «se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros» (EG 66), donde se aprende el respeto, la aceptación y el perdón mutuo. En un mundo en el que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares.

La acción pastoral debe mostrar mejor todavía que la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales» (EG 67). Estas dificultades requieren un apoyo, una ayuda para que la familia pueda seguir siendo la escuela de amor donde se aprende el arte de tejer relaciones, el arte de dar cabida a los diferentes puntos de vista, el de superar las barreras inter-generacionales y donde cada uno es consciente de su propia dignidad.

Como se indica en el Instrumentum Laboris, las mujeres tienen un papel crucial en el crecimiento de la familia y de la sociedad. Las mujeres esperan con confiada esperanza el apoyo del Sínodo para el reconocimiento de su dignidad.

En muchos lugares, a las mujeres todavía les resulta difícil reconocer y hacer que sea reconocida la riqueza de su contribución, indispensable para la Iglesia y para la sociedad de los países y continentes. Con demasiada frecuencia, incluso dentro de la comunidad cristiana, las mujeres siguen encontrando dificultades en vez de ser alentadas a realizar plenamente su vocación. Si todavía hay un largo camino por recorrer, también hemos de reconocer los muchos avances de las últimas décadas.

La Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) espera que el Sínodo contribuya a «una mayor valorización (de la mujer) de su responsabilidad en la Iglesia: su intervención en los procesos de decisión; su participación, no sólo formal, en el gobierno de algunas instituciones; su participación en la formación de los ministros ordenados» (IL 30).

La prioridad sigue siendo un trabajo formativo que ayude a redefinir en la familia «las tareas de los cónyuges en su reciprocidad y en la común responsabilidad respecto a la vida familiar» (Ibid), de modo que todos los padres, hijos e hijas puedan acoger y vivir plenamente su vocación.

La familia ha de ser el lugar privilegiado de la formación integral donde «se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir « gracias » como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño»(LS 213). Serán precisamente las mujeres las primeras en recibir los beneficios, pues no hemos de olvidar que son ellas las primeras víctimas de la violencia.

Por ello, para la UMOFC son importantes temas relacionados con la familia, tales como: la migración, la trata de seres humanos – en el que las mujeres y los niños son las primeras víctimas- y los conflictos en los que, no sólo las mujeres sino todos los cristianos viven en situaciones minoritarias.

Maria Giovanna Ruggieri – Presidenta General de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC)

 El objetivo de la UMOFC es promover la presencia, participación y corresponsabilidad de las mujeres católicas en la sociedad y en la Iglesia, para que puedan cumplir con su misión evangelizadora y trabajar por el desarrollo humano. Reúne unas 100 organizaciones miembros de todos los continentes y tiene representación en el ECOSOC de Nueva York y Ginebra, en la UNESCO, la FAO y en el Consejo de Europa. Es una Asociación Pública Internacional de Fieles. Fue fundada en 1910 y representa a unos 5 millones de mujeres católicas de múltiples países y culturas.

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ZENIT Staff

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