El cardenal brasileño Raymundo Damasceno, explicó este sábado en la sala de prensa de la Santa Sede, cómo se desarrolló el Sínodo de los obispos sobre la familia, un largo camino que inició en el 2014 con la primera etapa, el sínodo extraordinario. El cardenal brasileño hablando en español destacó el “clima de mucha fraternidad”, que es siempre una expresión de la cordialidad de la Iglesia, y una forma de colaboración de los obispos con el sucesor de Pedro.
“Lo que más me llamó la atención fue la metodología, diferente a la de los anteriores” y que “se dio mucha importancia a los círculos menores, a los trabajos de grupos, constituimos 13 según el idioma de cada uno». Y esto “ha permitido a los padres sinodales una participación más efectiva”. Consideró también muy importante que se haya trabajado por temas.
El purpurado indicó que las intervenciones fueron siguiendo el documento de trabajo, citando siempre el número, y que el método “ayudó a profundizar el tema”.
Por lo que se refiere al clima, el cardenal lo definió “de total libertad”, porque “el Papa insiste mucho que es necesario escuchar con humildad y comparar las experiencias, las opiniones de cada uno de los padres sinodales y de los que participan, como los delegados fraternos y los auditores». Todo para después buscar a través de ese diálogo el mayor consenso posible “para llegar a las conclusiones con un espíritu de comunión”.
“El Sínodo no es un parlamento», no se trata, como dijo el Papa, de ver cómo derrotar unos otros, vencedores o vencidos, sino de buscar lo que Dios quiere para la familia en el mundo de hoy, abiertos unos a otros, abiertos siempre al Espíritu Santo». Y así, poder «entregar a Santo Padre las conclusiones», concluyó el arzobispo de Aparecida.